Un menor de 15 años se ha convertido en el primer caso clínico documentado en el mundo de adicción al videojuego Fortnite: llegó a pasar 20 horas al día frente a la pantalla jugando y estuvo hospitalizado durante dos meses para recibir tratamiento por los síntomas graves.

El caso del joven de España fue informado por un equipo de investigación conformado por miembros del Hospital Provincial de Castellón (provincia en la que se dio el caso), la Universitat Jaume I y el Hospital General Universitario, por medio de un estudio publicado en la Revista de Psiquiatría Infanto-Juvenil.

De acuerdo con el grupo de médicos, el menor tuvo que ser hospitalizado por más de 60 días después de abusar de forma abrupta de su tiempo jugando el famoso título del género battle royale o supervivencia.

¿Cuáles son los síntomas de la adicción al Fortnite?


Los especialistas indicaron que habría desarrollado esta "grave adicción comportamental" como forma de regular el malestar que vivía por la pérdida de un familiar, así como por el cambio a una clase de segundo curso de Educación Secundaria Obligatoria donde se le exigía mayor rendimiento.

Desarrollado por la empresa Epic Games, Fortnite Battle Royale se ha convertido en un fenómeno cultural en línea.

Según relata el grupo de expertos, el menor desarrolló síntomas como "aislamiento en domicilio, rechazo a interacciones sociales con negación a acudir a servicios sanitarios, inflexibilidad personal persistente, escaso interés por su entorno, muy selectivo en sus gustos y con actividades restrictivas".

Asimismo, mostró claros cambios en los procesos normales dentro de la vida cotidiana, además de la interrupción constante de las horas de sueño.

Los profesionales que lo atendieron concluyeron que el luto y exceso de trabajos escolares fueron los detonantes del choque mental del paciente, que sintió que su malestar emocional podía ser aliviado de forma transitoria por el juego.

Según la organización Healthy Children, los jóvenes de entre 13 y 18 años podrían durar un máximo 14 horas frente a una pantalla, para cumplir con sus obligaciones y poder descansar mínimo nueve horas diarias.

El tratamiento precisó de un "abordaje intensivo multidisciplinar, desde un enfoque cognitivo-conductual, trabajando tanto con el paciente como con su familia y, al mismo tiempo, de la implementación de estrategias de intervención tales como reestructuración cognitiva, desarrollo de habilidades personales, manejo de contingencias y establecimiento de pautas diariamente".

El niño respondió favorablemente al tratamiento y fue capaz de apreciar "las repercusiones que el uso del videojuego estaba teniendo en su vida diaria", tras lo cual disminuyó significativamente el uso de pantallas y mejoró su funcionamiento personal y social.