El aumento de anidaciones de tortugas bobas (Caretta caretta) en diversos sectores del mar Mediterráneo marca un cambio histórico en sus rutas migratorias. Según un informe de National Geographic, este patrón responde tanto a programas de conservación como al avance del cambio climático.
Tradicionalmente, estas especies utilizaban playas que hoy sufren temperaturas extremas. Ahora, buscan costas más frescas para asegurar el nacimiento de ejemplares machos y equilibrar la población.
La temperatura de la arena es determinante para el desove y define el sexo de las crías que nacerán. El calor excesivo en las zonas de anidación ancestrales provoca una sobreproducción de hembras, poniendo en riesgo la diversidad genética.
En contraste, las playas del sector occidental del Mediterráneo, como las de España, ofrecen condiciones más templadas actualmente. Esto permite una "colonización genética" con individuos que mezclan genes de linajes del Atlántico y el Mediterráneo.
Amenazas en el ecosistema
Sin embargo, National Geographic advierte que el mar que las recibe también presenta graves peligros para su supervivencia. Investigaciones recientes han identificado hasta 39 tipos distintos de pesticidas en muestras de estos animales.
Estos químicos, junto a los residuos plásticos, dañan gravemente su sistema inmune y su capacidad reproductiva. La contaminación proviene mayormente de industrias y actividades agrícolas terrestres cuyos desechos terminan en el océano.
El impacto humano
El turismo masivo representa otro desafío crítico para los ciclos vitales de las tortugas marinas. El ruido y las luces artificiales en las playas durante la noche pueden espantar a las madres e impedir que depositen sus huevos.
Por otro lado, la pesca accidental sigue siendo una causa frecuente de heridas y muertes en la región. Programas internacionales trabajan actualmente para capacitar a los pescadores en el rescate y tratamiento de ejemplares capturados por error.
Monitoreo y protección
En la actualidad se utiliza tecnología de telemetría satelital para seguir las complejas trayectorias migratorias de las tortugas. Dispositivos adheridos a sus caparazones permiten a los científicos conocer sus ritmos reproductivos con alta precisión.
Diversas ONG y universidades organizan patrullas de voluntarios y campamentos para proteger los nidos detectados en las costas. Estas criaturas funcionan como indicadores vivos que reflejan, de manera directa, el estado de salud de los ecosistemas marinos globales.



