Ir de compras para aplacar la angustia no es un comportamiento que sólo de revela en películas y novelas. Un estudio científico comprobó que las personas suelen gastar más dinero cuando pasan por un momento emocional de depresión y tristeza.

Según el informe final publicado por Minutouno.com, los participantes en el estudio que vieron un video triste pagaron casi cuatro veces más por una botella de agua que un grupo que vio un video emocionalmente neutral.

El estudio encontró que la disposición a gastar sin restricciones entre personas tristes ocurre principalmente cuando sus estados desatan un mayor enfoque en sí mismas. Esa respuesta fue medida contando la frecuencia con la que los participantes usaban referencias a "yo", "mí" y "mi" al escribir un ensayo sobre cómo una situación triste como la narrada en el video les afectaría personalmente.

El breve video era acerca de la muerte del mentor de un niño. Otro grupo vio un video sobre el Gran Arrecife de Coral, frente a las costas de Australia.

Como promedio, el grupo que vio el video triste ofreció pagar casi cuatro veces más por una botella de agua que el grupo que vio el video sobre los corales, de acuerdo a investigadores de las universidades de Harvard, Carnegie Mellon, Stanford y Pittsburgh.

Treinta y tres personas -adultos jóvenes que respondieron a un anuncio que ofrecía 10 dólares por su participación- recibieron la oportunidad de usar parte de ese dinero para comprar la botella. El grupo triste ofreció un promedio de 2,11 dólares, mientras que el otro grupo ofreció 56 centavos.

"Este es un fenómeno que ocurre sin que uno se dé cuenta", dijo Jennifer Lerner, profesora de Harvard que estudia el papel de las emociones en el proceso de tomar decisiones, en una entrevista telefónica. "Esto es realmente diferente de la idea de terapia de compras, que es cuando la gente se siente deprimida y sale a comprar para animarse. La gente no tiene idea de que esto está sucediendo".

Los investigadores concluyeron que la tristeza tiende a hacer que las personas se centren más en sí mismas, haciendo que sientan que ellas y sus posesiones valen muy poco. Ese sentimiento incrementa la disposición a gastar más, para hacerse sentir mejor.