Sabrina Ferrarese / Ricardo Robins

El 19 de mayo expirará el plazo que el juez provincial de Instrucción Nº 10, Alfredo Ivaldi Artacho, tiene para seguir investigando al ex oficial de la Policía Federal Diego Parvluczyk en su participación en el asesinato de Sandra Cabrera, la ex titular del gremio de las trabajadoras sexuales. A tres años de su muerte, la causa está en foja cero ya que Parvluczyk, único imputado en el crimen, fue liberado por falta de mérito por la Sala I de la Cámara Penal integrada por Ernesto Pangia, Eduardo Sorrentino y Alberto Bernardini, y no se conocen nuevas líneas de investigación. Sin embargo, la actual titular de la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina (Ammar) en Rosario y amiga de la víctima, Claudia Lucero, señaló: “La causa quedó en la nada, sólo investigaron a Sandra. Pero nosotras sabemos que si él no apretó el gatillo por lo menos la entregó”.

Si en cuatro meses el magistrado que entiende en la causa no encuentra nuevas pruebas que incriminen a quien fuera amante de la dirigente gremial en su muerte, éste quedará totalmente desvinculado de la investigación. Su representante legal, el abogado Carlos Varela, sostuvo en diálogo con Rosario3.com que está convencido de la inocencia de su defendido y que cree que el homicidio de la dirigente de Ammar nunca será resuelto porque, en un primer momento, cuando la causa estaba en manos del juez de Instrucción Nº9, Carlos Carbone, “se perdió demasiado tiempo y se cerró la investigación en Parvluczyk dejando pasar otras hipótesis. Además pasó mucho tiempo”, manifestó.

Por su parte, María Eugenia Caggiano, representante legal de las meretrices, indicó: “En la causa actualmente no se está trabajando en nada, ni siquiera en Parvluczyk. Esto fue una crónica de un sobreseimiento anunciado, se lo va a desvincular pero no por faltas de pruebas sino por la valoración que hizo la Cámara que revocó el procesamiento de las mismas. Sólo si viene alguien y dice que vio quién mató a Sandra Cabrera o se encuentra el arma con las huellas dactilares se podría avanzar”.

La falta de nuevas evidencias refuerza la angustia de quienes conocían a la víctima y trabajaban junto a ella en la zona de la Terminal de Colectivos. “Parvluczyk después del asesinato levantó a una de las chicas de la zona, Marisa, y le preguntó quién había quedado a cargo del sindicato. Después me levanto a mí, porque yo no le conocía la cara, sólo el nombre, fue la única pareja de Sandra que no lo conocí, y conmigo él casi no habló. Pero por qué nadie investigó esto, ¿qué tenía que hacer Parvluczyk ahí, por qué quería saber quién era la encargada del sindicato?”, se pregunta Lucero en la pequeña sala de la sede de Ammar, en la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE).

Pacto de silencio

Tres años pasaron desde aquel 27 de enero de 2004, cuando un tiro en la nuca le quitó la vida a Cabrera, la “Sanjua”, como le decían sus amigas, que llevaba adelante una tarea de reivindicación de los derechos de las trabajadoras sexuales. Ninguna hipótesis acerca de la verdad de lo ocurrido, del rostro de quien dio el golpe final, ni los motivos que tenía para hacerlo, están esclarecidos. Sólo se vinculó un nombre, el de Parvluczyk, ex agente de Drogas Peligrosas de la Policía Federal quien tuvo una relación amorosa con Cabrera y estuvo con ella horas antes de su deceso.

Fue el juez de Instrucción Nº 9, Carlos Carbone quien lo procesó como autor material del homicidio al argumentar que la sindicalista habría presionado a Parvluczyk con que iba a contarle a su esposa sobre la relación que ellos mantenían. “Ellos estaban peleados, y la semana anterior a la muerte de Sandra él reapareció haciéndose el buenito”, recordó Lucero. Sin embargo, la vinculación fue negada por la Sala I que evaluó que esas consideraciones carecían de peso y revocó el procesamiento. La causa pasó al juez Ivaldi Artacho que consiguió una prórroga de la pesquisa hasta el 19 de mayo de este año, período en el que de no hallar alguna prueba novedosa, el ex Drogas Peligrosas resultaría apartado totalmente de la pesquisa.

El defensor del uniformado expresó su convencimiento en la inocencia del agente. “Estoy convencido de que Diego Parvluczyk será desvinculado de la causa porque todas las pruebas que figuran en el dictamen lo apartan de la escena del crimen. Hay tres testigos que lo vieron a la hora del asesinato, su mujer y una amiga lo vieron llegar a su casa y una kiosquera de la zona de la Terminal de ómnibus vio cuando dejaba en una esquina a Cabrera cerca de las cuatro de la mañana del 27 de enero”.

En cambio, para la abogada del sindicato, existen indicios para vincular al ex Drogas Peligrosas con el crimen de la sindicalista. “Nosotros aportamos pruebas que apuntan a la responsabilidad de Diego Parvluczyk pero él no es el único”, destacó y se mostró descreída en la resolución del caso: “Hay alguien que ejecuta la orden pero hay otro que manda; y pensar en investigar quién dio la orden es imposible. Tenemos la presunción de que el crimen va a quedar impune, hay un verdadero pacto de silencio entre los estamentos de poder que se están investigando la policía provincial y federal con fuertes vínculos en el poder político. Además, hay complicidad de la Justicia. Carbone trabajó bien pero el freno político lo puso la Cámara de Apelaciones”.

“Los intereses de la izquierda”

La visión de la defensa de Parvluczyk tiene un sólo punto en común con el de Caggiano: el crimen no podrá ser adjudicado a nadie. “No hay testigos en esta causa y ese es el problema”, determinó Varela y aseguró: “No creo que se pueda hallar al culpable del asesinato de Cabrera, se perdió tiempo y se cerró demasiado la investigación en el policía dejando pasar otras hipótesis. Además pasó mucho tiempo”. La dificultad de dar con la persona que mató a la dirigente radica, según el letrado, en que Carbone sólo se concentró en la posibilidad de un asesinato pasional, con Parvluczyk como autor material y que recibió presiones de carácter social. “Mi defendido era el actor con las cualidades que iban a medida del traje del culpable del asesinato de Sandra Cabrera”, mencionó y señaló que su defendido corría en desventaja por su condición de policía frente a “los intereses de las agrupaciones de izquierda en contra de la policía”. Y agregó: “Sólo un uniformado puede violar los derechos humanos por lo que él era funcional a esta ideología que ataca la intervención policial en la prostitución y las drogas”.

Varela sostuvo la inocencia del imputado y expresó su desconcierto ante las variables que puedan limitar la persona que haló el gatillo esa madrugada: “El verdadero culpable del homicidio pudo ser cualquiera porque ella (por Sandra Cabrera) se movía en el ambiente de la prostitución, en la compra-venta de drogas y cualquier hipótesis se puede dar en el ambiente de la noche en que ella estaba”. Actualmente, Diego Parvluczyk, es un miembro pasivo de la Policía Federal ya que al estar vinculado a una causa penal no puede ejercer su profesión. “Nadie de la Policía lo respaldó”.

“Lamentablemente todo esto quedará en la nada, porque no se quiere investigar. Lo mismo pasó con las promesas de derogar los artículos del Código de Faltas que castigan nuestro trabajo. No se avanzó en nada”, aseguró Lucero, quien reconoció que aquel mensaje mafioso surgió efecto “porque ahora las chicas no denuncian, tienen miedo”.