Si bien existen iniciativas puntuales para mejorar la calidad de vida de personas que no ven, hay una carencia de políticas públicas destinadas específicamente a desarrollar la accesibilidad física y digital, explicaron a la AFP directivos de la Unión Latinoamericana de Ciegos (Ulac).

"Es importante que el tema está en la agenda. Es un paso. Hoy por hoy hay todavía muchísimas cosas por hacer, retos en materia de accesibilidad en la región" y aunque "es complejo hablar en general" porque hay muchas diferencias, "el tema se debate pero falta muchísimo en cuanto a cosas básicas", resumió Natalia Guala, directora ejecutiva de la organización.

Desde la falta de señalización apta para que sea comprendida por una persona ciega, pasando por dificultades de movilidad en espacios públicos que no contemplan su uso por no videntes, hasta algo tan básico como el acceso a la información pública, la lista de debes en la región es grande.

"A veces, cuando se habla de accesibilidad, se piensa en la accesibilidad física", pero para una persona ciega se trata de que no haya obstáculos al desplazarse, contar con referencias para moverse, en cuestiones tan simples como señalizar correctamente una construcción y evitar accidentes, señaló Guala.

El problema también "tiene que ver con el acceso a la información. Poder navegar en los portales del Estado, poder acceder a la información pública" en el formato que como persona con discapacidad visual sea más adecuado suele ser dificultoso, añadió.

¿Internet amigable?

"Hay varios países que tienen legislación que exige el desarrollo accesible de sus webs. El tema es el control que hay sobre eso como para que realmente se cumpla", explicó Pablo Lecuona, secretario de Tecnología y Acceso a la Información de la Unión Latinoamericana de Ciegos.

Guala y Lecuona participan en Montevideo de un seminario con representantes de 16 países de la región, titulado "Software libre: barrera u oportunidad para las personas con discapacidad visual en América Latina".

El objetivo del encuentro es aportar al desarrollo de iniciativas que faciliten la inclusión de las personas con problemas de visión en el mundo digital, lo que implicaría páginas de internet con reconocimiento de voz, por ejemplo, o imágenes de alto contraste.

"Hay muchas limitaciones. A veces se piensa que hacer accesible un sitio web es algo muy complejo y no tiene por qué serlo", señaló Guala, en tanto Lecuona enfatizó que sería importante que al momento de desarrollar una página pública en internet se considere que "su contenido pueda ser utilizado por los diferentes niveles de usuarios" (videntes, no videntes, o portadores de otras discapacidades).

Políticas públicas esenciales

Hay "muy poca política pública específica en el tema de accesibilidad web que incorpore el tema de la discapacidad como una dimensión a considerar, salvo en algunos programas de alfabetización digital", explicó la titular de la Ulac.

En algunos casos "no son políticas públicas de accesibilidad web, sino que son políticas de alfabetización digital que han incorporado la dimensión de la discapacidad y que están trabajando en intentar no excluir con estos programas", matizó.

En ese sentido, Lecuona señaló que "a veces se tiene la idea de que hacer las cosas accesibles es muy caro", y eso ocurre porque se trata de modificar lo ya diseñado. "Pero si diseño de entrada pensando en que las cosas sean más accesibles, no es más caro".

"Hay una dimensión que tiene que ver con lo cultural. En el diseño de ropa, de casas, de una página web, de un bus, no está incorporada la dimensión de pensar que las cosas sean usadas por todos. Están pensadas para que sean estándar", dijo Guala.

Pero "las personas con discapacidad, o las personas mayores, o los niños, diferentes tipos de personas (...) estamos empezando a participar" y "ocupamos espacios que antes no se ocupaban", "somos sujetos de derecho", y eso hace que el tema de la accesibilidad esté cada vez más presente en la agenda pública, valoró.

En la región, concluyeron, existe una profunda disparidad en esta materia entre países que están "despegados" en materia de inclusión de personas no videntes, como Argentina o Brasil; algunos que intentan mejorar con iniciativas puntuales como Chile, Ecuador, Uruguay o Colombia; y otros en donde la situación es crítica como los países centroamericanos, Paraguay, Bolivia, y en menor medida Venezuela.