Cuanto mayor era la cantidad de plomo en la sangre a los 30 meses de edad, menores eran los logros a nivel de lectura, escritura y deletreo en los niños según el Standard Assessment Tests (SATS), un examen reconocido para este grupo etario en Gran Bretaña.

"El plomo es una toxina que ha estado en el ambiente durante los últimos 5.000 años y sigue siendo una amenaza global para la salud", escribió el equipo de Alan Emond en la revista Archives of Disease in Childhood.

"La exposición al plomo interactuaría con otros factores ambientales asociados con la desventaja educativa para tener un impacto acumulativo a largo plazo", añadieron los autores.

El actual umbral de seguridad por encima del cual los niveles sanguíneos son considerados preocupantes es 10 microgramos de plomo por decilitro de sangre, un nivel recomendado por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por su sigla en inglés) en 1991. No obstante, en el seno de la Organización Mundial de la Salud se expresó preocupación porque consideran que ese umbral es muy elevado.

Los investigadores advirtieron que el envenenamiento con plomo era "una amenaza permanente" e instaron a fijar nuevos estándares de seguridad en 5 miligramos por decilitro. Con niveles de plomo en ese límite, "aparentemente no habría efectos obvios sobre la capacidad intelectual o la conducta", indicaron los expertos. En tanto, las cantidades entre 5 y 10 microgramos se vincularon con malos resultados de lectura (un 49 por ciento menores) y escritura (un 51 por ciento inferiores).

Y los niños con niveles de plomo por encima de los 10 microgramos por decilitro eran casi tres veces más propensos a tener patrones de conducta antisocial e hiperactiva, comparado con los pequeños cuyas cantidades del metal eran de 0 a 2 microgramos.

Los efectos de la exposición al plomo son mayores cuando los niños son muy pequeños, dado que la toxina es absorbida fácilmente por sus cuerpos y sus tejidos son especialmente vulnerables al daño.

Fuente: Organización Mundial de la Salud