Luego de las amenazas e intimidaciones que recibieron familiares del Fiscal Federal José Candioti, y la querellante Patricia Isasa por la denominada “causa Brusa”, este jueves, la diputada provincial Alicia Gutiérrez, querellante en la llamada causa Guerrieri, denunció en la fiscalía federal de Santa Fe, en un juzgado correccional y en el departamento Judiciales de la Policía que recibió una carta anónima que consideró una clara acción intimidatoria.

Curiosamente, el sobre de la carta que llegó a despacho de calle General López, frente a la Legislatura, tenía su nombre como remitente -a pesar de que ella no había enviado esa misiva- y como destinatario figuraba el dirigente de los productores cárnicos de Rosario, de apellido Girardi. Como no fue encontrado en su domicilio, el envío fue devuelto a su supuesto origen.

“Puse todo en manos de la justicia, en la santafesina y en la federal, en este caso en la Fiscalía a cargo de Cintia Gómez. Primero porque quiere desprenderme de cualquier situación que me ubique a mí como quien envía estas cartas, pero además porque quiero que se investiguen a otros militares que aparecen en este documento a quienes no conozco. Como el delito que se denuncia es federal hice en esa órbita la presentación. Las amenazas quedaron en la justicia provincial y en manos de la policía”, indicó la legisladora en declaraciones al diario Notife.

La diputada del Si, vinculó el hecho a su participación como querellante y militante en causas contra represores que son juzgadas en Rosario. “Es empecinado el motivo de denunciar un supuesto vínculo entre los represores de la época del Proceso militar –muchos de ellos enjuiciados en estos días – y civiles, muchos de ellos políticos de renombre que ocuparon cargos claves en gestiones democráticas. También se hace referencia a un incomprobable y forzado vínculo entre un alto funcionario judicial de Santa Fe con los denominados “vuelos de la muerte””.

En la carta también se relaciona a dirigentes peronistas montoneros con la inteligencia militar sobre todo con el teniente coronel (retirado) Domingo Manuel Marcellini y un mayor de la inteligencia militar procesista de apellido Diab.