Ana Lucía Gazzola, directora del Instituto Internacional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC) afirma que la integración universitaria regional es estratégica para el desarrollo y la reducción de la brecha tecnológica; propone medidas contra la mercantilización de la educación y opina que debe haber “compensaciones" por la “captación de cerebros” por parte de naciones más industrializadas: “Las instituciones tienen que aliarse a los gobiernos, a la industria, al sector de los servicios para que se produzca con más calidad y de manera más eficiente”.
La funcionaria elaboró el “Panorama de la Educación Superior en América Latina” que fue presentado en la Conferencia Regional con vistas al Congreso Mundial París 2009. Como parte de este informe Gazzola afirma que “es necesaria una concepción estratégica para el desarrollo y la reducción de la brecha tecnológica”. Su propuesta para el logro de una integración universitaria regional plantea medidas contra la mercantilización de la educación y la necesidad de que existan compesaciones en relación a lo que denominó “captación de cerebros” por parte de las naciones industrializadas.
La Educación Superior de América Latina y el Caribe posee poco más de 17 millones de matriculados en las carreras de grado y postgrados y, aunque en expansión, el 70 por ciento de la cobertura total se centra en instituciones de Brasil, México, Argentina, Venezuela y Colombia.
El problema de la concentración geográfica también se registra en el nivel de los programas de
doctorados, donde Brasil detenta 44.466 matriculados muy lejos de México, que le sigue en la lista con 13.458; y al analizar la producción académica, donde sólo siete países acreditan la elaboración de 1.000 o más documentos.
La situación de las universidades latinoamericanas vistas en términos de fortalezas y debilidades fueron analizadas por Ana Lucía Gazzola en una entrevista brindada a la Revista Iberoamericana de Educación en estos términos: “en primer lugar es importante definir que el sistema de Educación Superior ha progresado mucho en los últimos años. Ha aumentado de manera significativa el alumnado, los profesores están más calificados y hay movimientos en la mayoría de los países para aplicar una calificación más académica, más importante para los profesores, a nivel de maestrías, de doctorados, de cursos de especialización”.
“También hay un movimiento en muchos países para establecer carreras docentes, progresión por calificación y desempeño. Hay una progresiva descentralización de las instituciones que empiezan a ubicarse en diferentes puntos de los territorios nacionales. Hay una intención –y en muchos casos bien ejecutada– de trabajo en red. Hay una tentativa de internacionalización de las universidades, de crear condiciones para la movilidad de estudiantes, de profesores. En fin, hay un movimiento positivo”, señala.
Este movimiento, sin embargo, no se produce de manera uniforme en todos los países. De todos modos la funcionaria afirma que “en todos los países hay una gran preocupación con la cuestión de la Educación y una comprensión creciente de que la Educación Superior, la producción científica y tecnológica son estratégicas para el desarrollo sustentable”.
Indagada acerca de si existe un acompañamiento fáctico de las instituciones de educación superior a las transformaciones necesarias para el desarrollo de la región, la profesora Gazzola opinó: “Creo que hay una tentativa general de desarrollar las instituciones en dos dimensiones que
son igualmente importantes para el desarrollo sustentable. Una es que hay una búsqueda de inclusión, de democratizar el acceso a la Educación Superior. Un número muy significativo de las mismas instituciones busca implementar instrumentos como educación a distancia, cursos de fin de semana, educación continuada, procurando no sólo aumentar la cobertura sino también diversificar la oferta”.
La funcionaria afirmó que los países latinoamericanos “somos exportadores de mano de obra porque como no hay adecuadas condiciones de trabajo, los países industrializados son un polo de atracción muy fuerte. Y, además, están implementando medidas, como la inmigración selectiva, para facilitar la ida de profesionales de alta cualificación. Nosotros gastamos para formar y ellos utilizan para producir. Es el ciclo de neocolonialismo más perverso. Claro que la gente tiene que tener libertad de ir y venir donde quiera, pero tenemos que crear condiciones para que no se vayan. No prohibiciones, pero sí condiciones. Tenemos que negociar con los países que captan esos jóvenes instrumentos que puedan reequilibrar un poco”.
“Hoy, en la llamada ‘Sociedad del Conocimiento’, no hay desarrollo sin un proceso de valor añadido. Las instituciones tienen que aliarse a los gobiernos, a la industria, al sector de los servicios para que se produzca con más calidad y de manera más eficiente. La universidad debe producir desarrollo científico y tecnológico y transferirlo; elevar el nivel de formación y de educación de la población, democratizando el acceso al conocimiento para que el nivel general, incluso de la fuerza de trabajo, sea más alto, sea más calificado y se genere producción más eficiente. Aunque fuera solamente por razones económicas, hay que aumentar los años de escolaridad”, advierte Gazzola. Y concluye: “está absolutamente comprobado, por miles de estudios, que cuanto mayor sea el nivel de escolaridad de los trabajadores, la producción es mucho más eficiente, el lucro es mucho más grande, se genera mucha más riqueza. Eso, sin contar la gratificación y la realización individual, por el acceso al conocimiento y a la información como un instrumento importante de ciudadanía”.
Fuente: Revista Iberoamericana de Educación
La funcionaria elaboró el “Panorama de la Educación Superior en América Latina” que fue presentado en la Conferencia Regional con vistas al Congreso Mundial París 2009. Como parte de este informe Gazzola afirma que “es necesaria una concepción estratégica para el desarrollo y la reducción de la brecha tecnológica”. Su propuesta para el logro de una integración universitaria regional plantea medidas contra la mercantilización de la educación y la necesidad de que existan compesaciones en relación a lo que denominó “captación de cerebros” por parte de las naciones industrializadas.
La Educación Superior de América Latina y el Caribe posee poco más de 17 millones de matriculados en las carreras de grado y postgrados y, aunque en expansión, el 70 por ciento de la cobertura total se centra en instituciones de Brasil, México, Argentina, Venezuela y Colombia.
El problema de la concentración geográfica también se registra en el nivel de los programas de
doctorados, donde Brasil detenta 44.466 matriculados muy lejos de México, que le sigue en la lista con 13.458; y al analizar la producción académica, donde sólo siete países acreditan la elaboración de 1.000 o más documentos.
La situación de las universidades latinoamericanas vistas en términos de fortalezas y debilidades fueron analizadas por Ana Lucía Gazzola en una entrevista brindada a la Revista Iberoamericana de Educación en estos términos: “en primer lugar es importante definir que el sistema de Educación Superior ha progresado mucho en los últimos años. Ha aumentado de manera significativa el alumnado, los profesores están más calificados y hay movimientos en la mayoría de los países para aplicar una calificación más académica, más importante para los profesores, a nivel de maestrías, de doctorados, de cursos de especialización”.
“También hay un movimiento en muchos países para establecer carreras docentes, progresión por calificación y desempeño. Hay una progresiva descentralización de las instituciones que empiezan a ubicarse en diferentes puntos de los territorios nacionales. Hay una intención –y en muchos casos bien ejecutada– de trabajo en red. Hay una tentativa de internacionalización de las universidades, de crear condiciones para la movilidad de estudiantes, de profesores. En fin, hay un movimiento positivo”, señala.
Este movimiento, sin embargo, no se produce de manera uniforme en todos los países. De todos modos la funcionaria afirma que “en todos los países hay una gran preocupación con la cuestión de la Educación y una comprensión creciente de que la Educación Superior, la producción científica y tecnológica son estratégicas para el desarrollo sustentable”.
Indagada acerca de si existe un acompañamiento fáctico de las instituciones de educación superior a las transformaciones necesarias para el desarrollo de la región, la profesora Gazzola opinó: “Creo que hay una tentativa general de desarrollar las instituciones en dos dimensiones que
son igualmente importantes para el desarrollo sustentable. Una es que hay una búsqueda de inclusión, de democratizar el acceso a la Educación Superior. Un número muy significativo de las mismas instituciones busca implementar instrumentos como educación a distancia, cursos de fin de semana, educación continuada, procurando no sólo aumentar la cobertura sino también diversificar la oferta”.
La funcionaria afirmó que los países latinoamericanos “somos exportadores de mano de obra porque como no hay adecuadas condiciones de trabajo, los países industrializados son un polo de atracción muy fuerte. Y, además, están implementando medidas, como la inmigración selectiva, para facilitar la ida de profesionales de alta cualificación. Nosotros gastamos para formar y ellos utilizan para producir. Es el ciclo de neocolonialismo más perverso. Claro que la gente tiene que tener libertad de ir y venir donde quiera, pero tenemos que crear condiciones para que no se vayan. No prohibiciones, pero sí condiciones. Tenemos que negociar con los países que captan esos jóvenes instrumentos que puedan reequilibrar un poco”.
“Hoy, en la llamada ‘Sociedad del Conocimiento’, no hay desarrollo sin un proceso de valor añadido. Las instituciones tienen que aliarse a los gobiernos, a la industria, al sector de los servicios para que se produzca con más calidad y de manera más eficiente. La universidad debe producir desarrollo científico y tecnológico y transferirlo; elevar el nivel de formación y de educación de la población, democratizando el acceso al conocimiento para que el nivel general, incluso de la fuerza de trabajo, sea más alto, sea más calificado y se genere producción más eficiente. Aunque fuera solamente por razones económicas, hay que aumentar los años de escolaridad”, advierte Gazzola. Y concluye: “está absolutamente comprobado, por miles de estudios, que cuanto mayor sea el nivel de escolaridad de los trabajadores, la producción es mucho más eficiente, el lucro es mucho más grande, se genera mucha más riqueza. Eso, sin contar la gratificación y la realización individual, por el acceso al conocimiento y a la información como un instrumento importante de ciudadanía”.
Fuente: Revista Iberoamericana de Educación


