Amamantar es la mejor manera de asegurar una excelente salud física y emocional para el bebé recién nacido y su mamá. Pero algunas veces, afirma la licenciada Adriana Penerini, la mala orientación, el dolor, la ansiedad o la falta de apoyo (práctico o psicológico) pueden provocar el fracaso y desembocar en la alimentación artificial como única salida.

Es necesario tener en cuenta que la leche no baja en el primer instante y que la fluidez en las mamadas no va a darse, en muchos casos, hasta pasados los primeros quince días o más, e inclusive muchas veces este proceso se acompaña de dolor, turgencia en todo el pecho y algunas lineas de fiebre.

- Aplicar paños húmedos tibios sobre la parte superior de los senos antes de cada mamada. Puede ser también una bolsa con gel térmico que se adquiere en las farmacias.

- Poner de igual modo pero entre mamadas, paños fríos o el mismo gel para bajar la temperatura.

- Extraer manualmente gotas de leche para mojar el pezón antes de poner el bebe al pecho.

- Darse duchas bien calientes recibiendo el agua sobre los pechos para dilatar los conductos.

Cualquier posición no es igual

El éxito de los intentos muchas veces tiene que ver con un sencillo cambio de posición del cuerpo del bebé frente al pecho. Esto significa que “hacerlo mal” o sea sentada a las apuradas o de paso, va a influir negativamente en la salud, el ánimo y el bienestar del bebé.

- Al principio amamantar a solas.

- Poner almohadones para repartir el peso del bebé sin recargar los brazos.

- Colocar los pies elevados sobre un taburete o almohadones para que descance la zona lumbar y se eviten dolores de cintura.

Parece mucho trabajo pero, a la larga se fortalece la decisión de seguir lactando.

A la hora señalada

Darle lo que el bebé quiera y cuando él decida puede hacer sentir a la madre que es mejor. Sin embargo resulta más efectivo acomodar “la oferta y la demanda” para que mamá y bebé vivan la lactancia como una nueva experiencia. Al principio el bebé está desorganizado; de a poco adquirirá ritmos internos y tiempos para sus necesidades en la relación con el mundo externo. Es bueno, por lo tanto, en los primeros días estar dispuesta a sus tiempos. Negarle el pecho para esperar una hora específica no debería hacerse sino como resultado de un proceso que ambos transitarán juntos. A su vez, darle 45 minutos de una teta y 30 de la otra o más, como lo hacen algunas mamás por falta de información, no lo alimenta mejor a riesgo de que sangren los pezones y que resulte difícil seguir adelante si no es con dolor.

- La mejor leche se suministra en los primeros minutos, el resto satisface el deseo de succión e hidrata.

- No es necesario poner el bebé al pecho más de 10 minutos de cada lado.

- Es imprescindible dar de ambos pechos y alternarlos en cada mamada para que se vacíen completamente.

- Retirar al bebé del pecho ayudándolo a abrir naturalmente los labios con nuestro dedo en la mejilla, sin tirar del pezón.

- Cuidar la humectación de los pezones con cremas de caléndulas u otras especiales.

Fuente: Bebé A Bordo