Según un estudio de la Red de Indicadores de Ciencia y Tecnología Iberoamericana e Interamericana América Latina es, junto a África, la región del mundo que menos invierte en Investigación y Desarrollo (I+D), muy por detrás de Norteamérica (39%), Europa (31%) y Asia (26%). Mario Albornoz, experto en política científica y coordinador del RICYT, apunta al sector privado como el punto débil de la investigación y desarrollo en América Latina.
"La inversión en I+D del sector privado es, en todos los países, inferior a la inversión pública, en forma opuesta a lo que ocurre en los países industrializados. Se trata, por lo tanto, más de un problema de política productiva que de ciencia y tecnología", explica Albornoz.
Ninguno de los países de América Latina destina más del 1% de su Producto Interno Bruto a esta materia, lo que contrasta con países de otras regiones del mundo donde la inversión en I+D supera el 2%. Sin embargo los datos mejoran discretamente cuando se miden las actividades científicas y tecnológicas (ACT), otro indicador utilizado en la región para cuantificar las inversiones en ciencia. El ACT agrega a la I+D otros conceptos como la formación de recursos humanos y la prestación de servicios científicos y tecnológicos.
Otro de los problemas identificados por Albornoz es la fuga de cerebros. Muchos científicos capacitados dejan América Latina en busca de mejores condiciones para desarrollar sus investigaciones: "Los niveles salariales son generalmente bajos, salvo excepciones. Eso conduce al pluriempleo, a la falta de motivación y también a la emigración. El fenómeno no es tan masivo como en otras regiones del plantea, pero en términos relativos afecta la consolidación de una capacidad científica básica en muchos países latinoamericanos", afirma el experto.
Brasil, principal inversor, representa el 54% de la inversión latinoamericana en I+D, seguido de México, que constituye el 26%. Así, el 80% de la inversión corresponde a estos dos países.
Argentina, que hasta 2001 era comparable con México, retrocedió fuertemente como consecuencia de la devaluación de su moneda en 2002.
Por países, Estados Unidos sigue siendo el líder mundial, con un 2,6% de su producto interno bruto destinado a I+D, seguido de Japón, que destina un 2,4%, y de los países de la Unión Europea, con un 1,84% de media.
Los datos también reflejan la espectacular subida de China, que en 2006 destinó más de US$130.000 millones, sobrepasando a Japón y convirtiéndose en el tercer inversor mundial.
A pesar de los fondos escasos, la calidad de la ciencia desarrollada en los centros latinoamericanos ha mejorado de forma ostensible en los últimos 5 años. Así lo demuestra el aumento del número de publicaciones científicas provenientes de Latinoamérica, que ha crecido más que en otras regiones del planeta y mucho más que la propia inversión en I+D.
"Se puede decir que el rendimiento de los científicos latinoamericanos ha sido, en cierto modo, superior al énfasis puesto en la ciencia y la tecnología por las políticas públicas", dice el profesor Albornoz.
Fuente: BBC
"La inversión en I+D del sector privado es, en todos los países, inferior a la inversión pública, en forma opuesta a lo que ocurre en los países industrializados. Se trata, por lo tanto, más de un problema de política productiva que de ciencia y tecnología", explica Albornoz.
Ninguno de los países de América Latina destina más del 1% de su Producto Interno Bruto a esta materia, lo que contrasta con países de otras regiones del mundo donde la inversión en I+D supera el 2%. Sin embargo los datos mejoran discretamente cuando se miden las actividades científicas y tecnológicas (ACT), otro indicador utilizado en la región para cuantificar las inversiones en ciencia. El ACT agrega a la I+D otros conceptos como la formación de recursos humanos y la prestación de servicios científicos y tecnológicos.
Otro de los problemas identificados por Albornoz es la fuga de cerebros. Muchos científicos capacitados dejan América Latina en busca de mejores condiciones para desarrollar sus investigaciones: "Los niveles salariales son generalmente bajos, salvo excepciones. Eso conduce al pluriempleo, a la falta de motivación y también a la emigración. El fenómeno no es tan masivo como en otras regiones del plantea, pero en términos relativos afecta la consolidación de una capacidad científica básica en muchos países latinoamericanos", afirma el experto.
Brasil, principal inversor, representa el 54% de la inversión latinoamericana en I+D, seguido de México, que constituye el 26%. Así, el 80% de la inversión corresponde a estos dos países.
Argentina, que hasta 2001 era comparable con México, retrocedió fuertemente como consecuencia de la devaluación de su moneda en 2002.
Por países, Estados Unidos sigue siendo el líder mundial, con un 2,6% de su producto interno bruto destinado a I+D, seguido de Japón, que destina un 2,4%, y de los países de la Unión Europea, con un 1,84% de media.
Los datos también reflejan la espectacular subida de China, que en 2006 destinó más de US$130.000 millones, sobrepasando a Japón y convirtiéndose en el tercer inversor mundial.
A pesar de los fondos escasos, la calidad de la ciencia desarrollada en los centros latinoamericanos ha mejorado de forma ostensible en los últimos 5 años. Así lo demuestra el aumento del número de publicaciones científicas provenientes de Latinoamérica, que ha crecido más que en otras regiones del planeta y mucho más que la propia inversión en I+D.
"Se puede decir que el rendimiento de los científicos latinoamericanos ha sido, en cierto modo, superior al énfasis puesto en la ciencia y la tecnología por las políticas públicas", dice el profesor Albornoz.
Fuente: BBC


