Mensajitos. A las 10 de este miércoles, con poca gente en el Monumento, el palco estaba integrado mayoritariamente por dirigentes locales. Entre ellos, el concejal Horacio Ghirardi y el secretario de Promoción Social, Pedro Pavicich, que jugaban en paralelo con sus celulares. A un costado, aburrídisimo, estaba el rival en la interna de Miguel Lifschiz por el ARI, Carlos Comi, sentado junto al farmaceútico Daniel Peressotti, a quien se le vio algo perdido al cierre del acto. No hubo gestos K para ellos.

Notas. Dos veces bajó el senador nacional Rubén Giustiniani del palco a dar notas a la prensa. Fue el único, o casi. A las 10.15, Rafael Bielsa se hizo presente. Le pidieron lo mismo. Hizo como que no entendía, pero cuando el grito de un periodista dejó las cosas en claro respondió con un gesto de: “Bajar, noooo”.

Tapado. ¿Habrá sido planificado? Difícil saberlo, pero la senadora Roxana Latorre, candidata a gobernadora por fuera del justicialismo (leáse Frente para la Victoria), se sentó unos metros atrás de Cristina Fernández de Kirchner abrigada con un tapado de un fucsia similar al que trajo la primera dama. Será otro gesto encubierto de apoyo político, o ya es demasiado…

Queja. Roxana, la madre de Brian Ojeda, el ahijado presidencial que hace unos años posó con Néstor Kirchner en el acto del Día de la Bandera, no estaba nada feliz. Mientras su hijo correteaba entre tanto dirigente político de traje, ella aseguraba que no habían recibido ninguna ayuda del presidente. “Hace años que pedimos la pensión por el séptimo hijo y no pasa nada”, señaló con la foto de Brian y Néstor en mano. Más tarde, el enojo no se le fue. “¿Qué le voy a poder pedir si se fue enseguida?”, protestó.

La bandera. Otra vez, entre prescindencias, transversalidades, pluralidades y otras yerbas, apareció la pancarta del FTV (Federación Tierra y Vivienda). “Kirchner presidente. Binner gobernador”. Arriba del palco, hubo abrazos para todos.  

Buena onda. El gobernador Jorge Obeid se la pasó bromeando con Cristina. De hecho, se lo vio de muy buen humor con todos. Tanto que hizo de una suerte de mediador cuando María Eugenia Bielsa, que se había corrido del palco cuando llegó el matrimonio presidencial (fue una de las pocas en criticar la demora de la comitiva un día antes), se acercó a saludar a Cristina y a Néstor. No fue el mejor día para los Bielsa.

Chivo. “Hermes, venite a Oliveros que está pendiente el chivo para comer”. Pareció una frase de fuerte tono electoral. “Se largó la campaña sucia”, habrá pensado algún kirchnerista cuando escuchó semejante declaración a pocos metros del propio Chivo Rossi. “Hace un tiempo que lo invitamos a cenar y lo estamos esperando”, dijo después el hombre, un concejal de esa localidad, para dejar en claro que se trataba sólo de un asadito.

Lluvia. "A ver si se apuran", gritaba la voz del acto a los grupos civiles-criollos que seguían desfilando a pesar de la intensa lluvia que se largó pasadas las 13. Ya no quedaba casi nadie y todos se querían ir a casa.