Si bien el Senado le dijo "no" al proyecto de aborto legal, seguro y gratuito que había aprobado Diputados y la situación legal no se modificó, el profundo debate que atravesó a la sociedad sí generó alteraciones y movimientos secundarios. Como una reverberación, resurgió la campaña para separar a la Iglesia -que tuvo un rol intenso en contra de la normativa- del Estado y el inicio de una "apostasía colectiva".

La apostasía es una suerte de “desafiliación” del catolicismo que realizan quienes fueron bautizados. Los impulsores de esa acción afirman que la cantidad de “fieles oficiales” de la Iglesia implican subsidios del Estado y poder político. La movida que ahora se impulsa de forma comunitaria tiene antecedentes individuales, como el de Eugenio, un rosarino de 43 años que realizó el trámite hace seis.

Lo empezó -de manera formal- en enero de 2012 y lo terminó en agosto, después de varios pasos y hasta una entrevista con el arzobispo. El "pionero" reveló a Rosario3.com cómo es enfrentarse a la burocracia de Dios.

Un largo camino requiere fe

Eugenio fue bautizado al nacer por sus padres pero nunca se sintió parte de la Iglesia. Al contrario, investigó la historia de esa institución y siempre la vinculó a todo lo contrario a su fe y sus creencias. Conoció sobre la apostasía hace una década, porque se había desatado una movida masiva en España. Eso se sumó a escándalos como los abusos sexuales del padre Julio César Grassi o los ocurridos en Estados Unidos que después se contaron en la película Spotlight y que él siguió de cerca. "Todo eso me terminó de decidir e impulsar a hacer algo que ya pensaba desde antes", resumió.

Pensó, a fines de 2011, que el trámite para salir de la Iglesia sería sencillo pero no había forma de hacerlo por teléfono o mail. Fue entonces de forma personal hasta el Arzobispado de Córdoba y España para comunicar su decisión. "No. Es necesario que presentes una nota formal y firmada con tu solicitud", le dijeron.

Eugenio preparó, ya en enero de 2012, la carta y regresó al edificio de Córdoba 1677. "Con esto ya está", pensó. Otro no. "El trámite no es instantáneo y es necesario cumplir un proceso", le aclararon los secretarios del Arzobispado. Le encomendaron esperar una próxima citación.

Tuve una entrevista con el arzobispo, monseñor Mollaghan, y me preguntó si estaba seguro, me dijo que no era reversible"

Meses más tarde, en julio, lo convocaron. Fue, por tercera vez a la sede de la Iglesia en Rosario, y mantuvo una entrevista con el por entonces arzobispo, monseñor José Luis Mollaghan.

"Me preguntó si estaba seguro de renunciar a la fe. Yo le dije que no renunciaba a la fe sino a la Iglesia apostólica romana por los crímenes de la inquisición, porque siempre persiguieron a la ciencia y porque creo en el Estado laico separado de la Iglesia. Él me dijo que ese paso que estaba dando no era reversible. Yo insistí y le pregunté por qué no pidieron disculpas por el Malleus Maleficarum (Martillo de las Brujas en latín, sobre la persecución y caza de mujeres). Cuando mencioné Malleus Maleficarum se terminó la conversación", recordó el especialista en informática y sistemas.

A Eugenio le pareció que era injusto firmar que él "renunciaba a la fe" porque no era lo que estaba haciendo. Sólo le decía adiós a la institución. De todas formas resolvió aceptar el formalismo y seguir adelante. Semanas después, en agosto, llegó la carta del Arzobispado que confirmaba la finalización del trámite.

Las cartas

Tres notas y un trámite de casi un año (Rosario3.com).

El 27 de enero de 2012 es la fecha de la nota en respuesta a la "solicitud de defección de la fe católica" de Eugenio. Recién el 5 de julio llegó la notificación siguiente con una citación para el 19 de julio. El proceso se completó el 9 de agosto, con la última carta del Arzobispado y cierre del trámite.

Insistencia, tiempo y mucha convicción fueron necesarias para completar todos los pasos. "Debería ser más sencillo. Quizás se pueda agilizar si avanza esta idea de que el Estado no tenga una relación tan carnal con la Iglesia. A mi siempre me pareció una imposición muy grande y por eso tomé esa decisión. Poder concretarla fue más difícil de lo que pensaba", analiza a la distancia. Aún conserva la carta firmada del año 2012.

Juntos es más fácil

El debate sobre Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) de este año activó una Campaña Federal por la Separación de la Iglesia del Estado, que nació de la Coalición Argentina por un Estado Laico.

Entre la multitud que esperó bajo la lluvia entre el miércoles y el jueves a la madrugada la definición del Senado se inició una campaña de “apostasía colectiva”. En pocas horas se llenaron dos mil formularios. En Rosario un grupo de jóvenes extendió esa organización y llevó las primeras 30 solicitudes al Arzobispado local, según la nota de la periodista Arlen Buchara en El Ciudadano.

La Campaña por el Estado Laico Rosario se encarga de facilitar el trámite -para no atravesar la experiencia narrada por Eugenio- y harán una nueva entrega conjunta. Desde su cuenta de Twitter, detallan qué, cómo y cuándo sumarse: