El daño solar y su impacto en la salud es consecuencia de la excesiva exposición al sol. La prevención es posible y relativamente fácil en la medida que la población tome conciencia de los riesgos, cambie su concepto de “bronceado saludable” y ponga en práctica medidas simples de protección desde los primeros años de vida.

Desde el Comité de Dermatología Pediátrica de la Sociedad de Pediatría de Rosario explican que “Fotoeducar significa precisamente enseñar a poner en práctica una relación saludable con el sol. No se trata de vivir sin sol. Tampoco de vivir para el sol. Lo saludable es aprender convivir con el sol".

La piel del niño es una piel diferente a la del adulto, con características propias y evolutivas con el paso de los años. También el sistema inmunológico del niño es diferente al del adulto. El sol excesivo es un potente inmunosupresor.Esto significa que puede bajar las defensas del niño predisponiéndolo a enfermedades, no solo relacionadas con las quemaduras solares.

Una exposición capaz de provocar una quemadura solar, seguramente también provocaría estrés térmico, o un “golpe de calor”.

Los niños no toman sol: juegan al sol. La dosis de sol necesarias para la síntesis de vitamina D son mínimas. No se justifica “tomar sol para ello”.

Por eso, es deber de los adultos cuidarlos y brindarles la educación temprana de hábitos y conductas saludables.En este sentido el ejemplo de los mayores es fundamental para que el mensaje no los confunda.

Con respecto a las pantallas solares se recomienda no usarlas en niños menores de 6 meses dado que la absorción de productos tópicos por su piel es mayor y que los sistemas de metabolización y excreción de drogas no están aún suficientemente desarrollados.

Existen en el mercado pantallas solares especificamente formuladas para niños con principios activos de muy escasa absorción.
Es aconsejable prestar atención a los siguientes puntos a la hora de la prevención:



- No exponer al sol directo a los bebés menores de 6 meses (idealmente tampoco a los menores de 1 año).Cuando estén al aire libre se les debe brindar sombra completa.
- En el caso de niños mayores de 1 año: controlar los horarios y la duración de la exposición. Evitar el sol cuando la sombra de una persona es más corta que su altura (sol cerca o en el cenit: muy fuerte!).
- Es preferible siempre que para su exposición al sol usen remera y sombrero ( de ala)
- La protección debe utilizarse aún en días nublados.
- La radiación mayor se produce el 21 de diciembre.El sol de octubre es similar en energía ultravioleta al sol de febrero:¡Cuidado con el sol de la primavera!.
- Cuidado con las superficies reflexivas:nieve, agua, arena.Reflejan más de la mitad de los rayos solares.
- El fotoprotector adecuado para cada niño lo debe prescribir el pediatra o dermatólogo.Para proporcionar una buena protección contra los rayos UVA y UVB el factor de protección no debe ser menor de 30.
- Debe aplicarse en forma generosa y uniforme media hora antes de salir de casa, sobre piel seca.
- Aunque sean resistentes al agua se aconseja la utilizacion como si no lo fueran, es decir recolocarlos luego de un baño prolongado, y cada 2 horas.
- Cuando es necesario aplicar repelentes conjuntamente con el fotoprotector puede haber una disminución del factor de protección solar, por lo cual se aconseja aplicar primero el repelente y luego el fotoprotector.
- Chequear la fecha de vencimiento del producto.No dejarlos al sol.
- Recordar que no existe una forma de broncearse segura o sin riesgos.
- El bronceado es un intento de protección de la piel ante la agresión de las radiaciones solares.

El desarrollo de esta temática formará parte del 35° Congreso Argentino de Pediatría "Nuestra Pediatría Hoy: luces y sombras" que tendrá lugar en Rosario a partir del 30 de Setiembre y hasta el 3 de Octubre en el Centro de Eventos y Convenciones Metropolitano.