La escuela debe poner un interés especial en transmitir a los alumnos el gusto por la ciencia. La observación y la experimentación constituyen la razón necesaria para la práctica científica; la investigación experimental es una de las pocas formas o vías que permiten al hombre tomar conciencia de su propia condición biológica y por ende de su propia existencia.

Para que los estudiantes adquieran esta comprensión y desarrollen estructuras conceptuales, metodologías y criterios para validar y contrastar, deben ser educados en este contexto, ya que al explorar y descubrir el mundo que les rodea y su funcionamiento, los estudiantes aprenden a comprender y valorar la naturaleza y la interdependencia de los seres vivos y su entorno, lo cual les ayuda al desarrollo de estructuras conceptuales, además del empleo de determinadas metodologías y criterios de validación y contrastación, lo que conlleva al descubrimiento de la verdad y a la toma de decisiones con un criterio eminentemente científico.

Con el estudio de la ciencia en las aulas, se proporciona a los alumnos evidencias de carácter experimental lo que les permite desarrollar esquemas conceptuales que los capacitan para formular planteamientos en áreas o campos no únicamente científicos y por consecuencia, adicionalmente, también estarán capacitados para resolver situaciones o problemas que se les presenten en su entorno y su vida cotidiana, con un criterio científico, pues se le facilitará la identificación del problema, realizar observaciones y mediciones y por consecuencia la formulación de hipótesis.

Es importante hacer que los alumnos observen más allá de lo que sus ojos pueden ver, para que conviertan la ciencia en su particular forma de vivir, retomando la curiosidad y la capacidad de asombro que tenían cuando niños.

Fuente: www.oei.es