La coordinadora de Proyectos TIC y Educación del Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación, Sede Regional Buenos Aires de UNESCO, María Teresa Lugo, expresó lo importante que es integrar las nuevas tecnologías en la escuela ya que “promueven la autonomía y la capacidad de planificación en el docente de su propio desarrollo profesional y en sus actividades pedagógicas”.

Lugo es licenciada en Ciencias de la Educación de la UBA, y tiene estudios de postgrado por la Universidad Autónoma de Barcelona. Fue Consultora de UNESCO/IESALC y participó en la coordinación regional del proyecto @lis/ INTEGRA (Nuevas Tecnologías para la educación) para Argentina, Uruguay y Chile de la Unión Europea.

La especialista, en diálogo con Educared, hizo referencia a los referentes o facilitadores tecnológicos en el momento actual de la educación, a los que catalogó como “figuras clave” en las escuelas y en los sistemas educativos. “En América Latina las tecnologías de bajo costo, como los celulares, son una alternativa interesante y poco utilizada. Hay experiencias exitosas en el mundo vinculadas con el uso de los celulares. Voy a dar un ejemplo: en Irlanda tenían un problema: los alumnos estaban usando poco el idioma original, que es el celta. Entonces crearon un programa exitosísimo de enseñanza usando el celular, con resultados muy buenos. Se dotó a los docentes de un software para que pudieran llevar adelante la iniciativa. Pero para implementarlo fue necesaria una fuerte y clara negociación del Estado con las prestadoras telefónicas que dotaron de equipos y de conectividad a las escuelas”, destacó.

La cuestión del acceso irrestricto de los chicos a Internet también plantea algunos problemas, según Lugo. “El uso seguro tiene que ver con la información y el conocimiento. En este proceso la escuela y el docente tienen un papel activo en la orientación hacia el uso crítico y reflexivo de las TIC. Desde las políticas educativas, un buen ejemplo son los programas que hace el Ministerio de Educación de Argentina para informar a los padres y darles herramientas para el acompañamiento a sus hijos del uso de las TIC”, manifestó.

“Tenemos que apostar a las tecnologías de bajo costo como los celulares, con su capacidad de fotografiar, filmar y enviar y recibir mensajes de texto. Escuchar lo que los estudiantes tienen para decirnos, es decir, achicar esta brecha de expectativas entre lo que la escuela ofrece con sus dispositivos organizativos y con su gestión del siglo XIX y lo que sus alumnos del nuevo milenio están necesitando”, definió. Y desestimó que los celulares impliquen una “amenaza”, sobre todo si se los sabe integrar al proceso de aprendizaje.

La especialista advirtió que, en primer lugar, la política tecnológica en educación “no puede ser una política sectorial. Los países de América Latina que están llevando la delantera al respecto, caso de Chile y de Uruguay entre otros, integran las TIC en los sistemas educativos como parte de una política de Estado que apunta a la inclusión, la equidad y la justicia”. A su vez, destaca que se deben “fortalecer las redes, los acuerdos y las negociaciones entre el sector público y el sector privado: empresas tecnológicas, cámaras de soft, e-learning, entes reguladores y empresas telefónicas. La necesidad de garantizar la conectividad es un claro ejemplo de esta necesidad”.

“Fortalecer el desarrollo profesional y la formación inicial de los docentes y de los directores de las escuelas en la adquisición de nuevas competencias TIC”, es fundamental según la concepción de Lugo.

Y concluye: “hay que detectar a los portadores de la innovación. Poder trabajar con actores y organizaciones sociales que no son necesariamente del sistema educativo, como las ONGs, los telecentros, los clubes, las empresas, los sindicatos. Es decir conectar la educación y la escuela con otras instituciones”.

Fuente: Educared