Cara y ceca
Una gran cantidad de público acompañó a Newell´s en esta expedición a San Juan. Sobre el arco que daba al sur de la ciudad, cientos de leprosos fieles se dieron el gran gusto de gritar la victoria del elenco de Caruso. Los que quedaron con otro sabor en la boca fueron los simpatizantes verdinegros: disgustados con el rendimiento del equipo de Quiroz, despidieron a sus futbolistas con silbidos de desaprobación. No es para menos: San Martín se fue del Apertura con dos caídas sucesivas que deterioraron gravemente su promedio, y lo condicionaron a realizar una campaña estupenda eel próximo semestre para que mantenerse en Primera sea una realidad.
Por algo le dirán el Oso
Le dicen el Oso, y quizás por eso se animó a desafiar a toda la parcialidad local junta. Se trata del defensor de San Martín Ariel Agüero, el capitán del grupo, que se paró de cara a todos los hinchas que se habían trepado al alambrado con el fin de ingresar al césped al término del juego para “desnudar” a los jugadores y llevarse alguna indumentaria como premio. El árbitro Collado detuvo el partido por esa razón, y allí entró en acción el corpulento defensor: mirándolos desde abajo, con gesto fruncido y a los gritos, les ordenó que se bajaran para que el cotejo pudiera seguir. Algunos le obedecieron inmediatamente, temiendo que el Oso trepara para provocarles un aterrizaje forzoso; otros, desafiantes, se señalaban los testículos pidiéndoles más garra: a esos, Agüero también los desalojó. Como se ve, es un tipo de armas tomar...
Dos potencias se saludan
Estaba Caruso metido en su discurso, en la puerta del vestuario y con el 1 a 0 bien guardado, hasta que llegó el barbado presidente de la institución local, Jorge Miadosqui, un verdadero personaje: allí, sobrevino un afectuoso abrazo entre ambos, y un diálogo que inició el directivo sanjuanino con esta frase acompañada de una sonrisa: -Tuviste suerte, esta noche, Carusito... El DT le respondió que sí, y que eso era porque él se había resguardado de la “mufa” que el propio directivo le había tirado al llegar el plantel leproso al estadio. -¡Me quisiste mufar, deseándome suerte... pero yo me anticipé y te di la mano antes! A mi en esa no me vas a ganar -, tronó el entrenador, dejando claro con su saco en pleno verano que es un fanático de las cábalas.