- Resulta increíble que dos hinchadas otrora amigas como las de Newell´s e Independiente hayan terminado por convertirse en íntimas enemigas. Pero más inverosímil aun es que los plateístas de la Lepra se hayan sumado al juego que proponen los hinchas “pesados”: es que en realidad, las que se enfrentaron fueron las barras de ambos clubes, que por cuestiones de falta de códigos, traición o vaya a saber uno por qué, rompieron los lazos que los unían y ahora no se pueden ni ver. El tema es que los insultos se cruzaron de lado a lado durante toda la tarde: los del Rojo acusando a los de enfrente de “traidores”, los del Parque entonando un amenazante “con Newell´s no se jodeee”. Una lástima.
- Que el triunfo valió muchísimo por la imperiosa necesidad de sumar y por la jerarquía del rival, claro que sí. Pero que iba a despertar en el DT de Newell´s, Caruso Lombardi, semejante euforia, nadie lo hubiera creído. Pues sí: el hombre caminó hasta el centro del campo tras el pitazo final de Furchi, felicitó a los gritos a sus muchachos, se abrazó con algunos colaboradores, y allí comenzó su show. Saltando como un hincha más, con los ojos clavados en la tribuna y una sonrisa de oreja a oreja, el sanguíneo entrenador no trató de disimular su felicidad, y acabó por ganarse definitivamente el corazón de todo el pueblo leproso. Caruso, en ese rubro, un genio.
- Pese a que el final de la tarde no fue el más deseado, vale la mención para la multitud que acompañó al elenco de Troglio en el parque de la Independencia. La tribuna que da al Palomar estuvo colmada por casi 10 mil personas que llegaron tanto de Buenos Aires como del interior, y que no pararon ni un segundo de alentar a sus deslucidos muchachos. La ilusión por la buena campaña sigue pese a la derrota; de allí la explicación a los aplausos que bajaron de ese sector cuando el equipo se despidió con el 1-2 consumado.

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