El partido con México, insistieron los de Pekerman, era muy complicado. Y así fue a lo largo de los 90 minutos, más los 30 del alargue. Una selección argentina que empezó muy nerviosa a los cinco minutos perdía 1-0 con gol del Rafa Márquez, tras un centro que peinó Borgetti hacia el segundo palo. Pero, primero con el gol de Borgetti en contra y con el zurdazo de Maxi Rodríguez en los primeros 15 del alargue, lo dio vuelta y se metió en los cuartos de final. Allí, jugará con Alemania el viernes 30 en Berlín. El encuentro se jugó en el Zentralstadion, de Liepzig, con un regular arbitraje del suizo Francisco Busacca. En la primera etapa Rafael Márquez adelantó a México en el marcador, pero enseguida Jared Borgetti, en contra, puso el partido 1 a 1. El gol de la victoria de los dirigidos por José Pekerman lo marcó Maximiliano Rodríguez, a los ocho minutos del primer tiempo del alargue, provocando el delirio de más de diez mil argentinos. El seleccionado argentino jugó mal, no mereció ganar, pero logró seguir avanzando en el mundial y ahora deberá jugar ante Alemania, el viernes que viene. México empezó con todo, decidido a buscar el arco argentino, con tiros de esquina parecía complicar al equipo argentino. La pelota área fue la vía elegida por los de Ricardo Lavolpe para complicar al conjunto de José Pekerman. En el balance de la primera etapa hay que decir que México fue más que Argentina, porque tuvo más decisión y fue más práctico a la hora de atacar, pese a que no generó demasiado peligro. Los dirigidos por Lavolpe fueron más prácticos a la hora de defender y atacar, mientras que Argentina no tuvo peso en el área rival y no se mostró sólido, como en los encuentros anteriores, en la propia. Por eso sufrió los primeros cuarenta y cinco minutos. Lo positivo de la primera etapa para Argentina fueron dos cosas: no se fue perdiendo y no sufrió la expulsión, que tendría que haber determinado el árbitro suizo Massimo Busacca, de Gabriel Heinze por una fuerte infracción sobre Mario Méndez. El segundo tiempo comenzó igual, porque Pekerman mandó a Cambiasso a la izquierda y a Maxi Rodríguez a la derecha, pero ese no era el problema de Argentina, todo pasaba por una cuestión de actitud. Entonces no llamó la atención que nuevamente Abbondanzieri salvara al equipo, luego de que Borgetti ganara las espaldas de toda la defensa argentina. La desidia que mostraba Riquelme en la cancha a esa altura ya fastidiaba a todos, pero sólo de sus pies podía salir algo como soñar con ganar el partido. Cuando Riquelme frotaba la lámpara algo podía pasar, pero Saviola antes del cuarto de hora de la segunda etapa no pudo vencer a Sánchez, luego de una precisa habilitación del volante del Villarreal de España. Después de esa chance, todo fue nervios, los dos equipos se equivocaban con la pelota por demás y salvo alguna que otra oportunidad, el partido parecía convertirse en algo interminable. Dentro de ese panorama, México seguía siendo más que Argentina, porque manejaba la pelota con criterio, más allá de que le faltaba profundidad. De esa manera terminaron los noventa minutos reglamentarios y llegó el tiempo del alargue, treinta minutos más de sufrimiento. Y del sufrimiento llegó el delirio, porque Sorín hizo su primer buen cambio de frente en el partido, medio centro al área, la bajó "Maxi" Rodríguez, quien de volea no sólo hizo un gol de otro partido, sino que de otro campeonato. Dos a uno y a festejar. México intentó empatar, pero ya no podía más. Argentina pudo aumentar, pero sólo quería hacer pasar el tiempo. Al final llegó la victoria, la fiesta, y a esperar a Alemania, teniendo en cuenta que hoy el seleccionado de Pekerman jugó muy mal y una igual actuación ante los locales, el viernes en Berlín, significará el regreso a Buenos Aires.