Los comercios minoristas coinciden en marcar que estas fiestas fueron las mejores en, por lo menos, los últimos ocho años. Para explicar este "boom" del consumo, tanto el sector como los analistas coincidieron en señalar que la diferencia con años anteriores es que la demanda ahora también es impulsada por los sectores de menores ingresos.

Por ejemplo, Guillermo Olivito, CEO de la consultora CCR, le dijo al diario La Nación que “la particularidad es que se trata de un boom del consumo que ya no es exclusivo de los ricos y la clase media alta, sino que también se explica a partir de un efecto derrame que beneficia a los segmentos más populares”. Y agregó que “en los últimos tres años en promedio las ventas de los supermercados crecieron un 34%, pero la suba fue mucho más alta en los locales con un público de clase media recuperada y clase baja, que registraron subas del 46% contra el 22% de los supermercados dirigidos básicamente a clientes de clase alta y media”,

En el mismo sentido opinó el director ejecutivo de la Asociación de Supermercados Unidos, Juan Vasco Martínez: “Quizá los que más se beneficiaron con la recuperación económica son los pequeños supermercados del Gran Buenos Aires que tienen cinco o seis bocas y venden principalmente alimentos, lo que indica que son los sectores populares los que más están traccionando el consumo”.

El diagnóstico acerca de las causas que explican la recuperación del consumo es compartido por Home Research, la consultora que analiza la evolución de las ventas de los productos de la canasta básica a partir de los residuos de los hogares. Según la firma este año el consumo general cerrará con una suba del 12% en volumen, aunque entre la clase baja el porcentaje trepará al 20. “El cambio se siente no sólo en los volúmenes de compra en los hogares de menos recursos, sino también en las perspectivas de gasto y de consumo que manejan para los próximos meses. De hecho, en nuestros informes incluimos siempre algunas encuestas, y un dato que nos llamó la atención es el fuerte crecimiento en el número de familias de clase baja que este año respondieron que planeaban irse de vacaciones, lo que contrasta con los últimos años, cuando ante la misma pregunta nos contestaban que las vacaciones eran una posibilidad que ni siquiera se evaluaba”, explicó José Luis Grandi, director de la consultora.

En CCR proyectan que en 2007 el mercado del consumo hogareño –una categoría que reúne desde alimentos y bebidas hasta indumentaria, bazar y juguetes y todo lo que se vende en un hipermercado– llegará a los US$ 31.000 millones, con un alza del 23% con respecto a este año que no se explica únicamente por inflación, sino también por un crecimiento genuino de la demanda. “Según nuestras proyecciones, a partir de una correlación entre PBI y consumo, con una base de inflación del 9% y una leve apreciación del dólar, en 2007 el mercado del consumo hogareño alcanzará por primera vez los mismos valores en dólares que tenía en 2001, lo que deja en claro que la crisis quedó definitivamente atrás”, señaló Oliveto.

De la recuperación del consumo de las clases populares también dan cuenta los autoservicios chinos, que pese a que están presentes en toda la ciudad –desde los barrios más caros de la Capital hasta el segundo cordón del conurbano– siguen teniendo como principal cliente al público de bajos ingresos. “Implementamos una canasta navideña y a partir del 22 empezamos a tener algunos faltantes debido a la fuerte demanda, y en promedio calculamos que estas Fiestas estuvimos un 10% por encima de 2005 en volumen”, explicó Miguel Angel Calvete, secretario de Casrech, la entidad que reúne a la mayoría de los más de 4000 autoservicios chinos que operan en el país.

Los supermercados y los fabricantes de alimentos no fueron los únicos que se beneficiaron del renovado poder de compra de los sectores populares y el efecto derrame también está llegando a otros mercados, como el de los electrodomésticos o el inmobiliario. “La gran novedad de las ventas de fin de año es el crecimiento del público no bancarizado, que, sumado a la baja de precios de algunos productos, como los equipos split, explica el crecimiento de categorías como el aire acondicionado”, explica Guillermo Olsen, gerente comercial de Frávega.

A la hora de explicar la reactivación del consumo, el economista Luciano Laspina hace hincapié en la evolución que tuvieron los salarios del sector informal y su impacto en las clases más populares, a las que tradicionalmente les es más difícil acceder a un empleo en blanco.

“A diferencia de lo que sucedió en 2005, donde los salarios del sector formal duplicaron a los del informal, durante 2006 hubo un incremento parejo con subas promedio del 20%. A esto se suma que la propensión al consumo que tienen los trabajadores de menos recursos es muy alta, con lo que cualquier suba en sus ingresos se traduce en mayores gastos."

Laspina además coincide con los pronósticos que aseguran que las clases más bajas mantendrán su protagonismo en materia de consumo durante el año que está por comenzar. “Así como el congelamiento de las tarifas de servicios públicos favorece principalmente a la clase media, los acuerdos de precios que impulsa el Gobierno para la canasta básica benefician a los segmentos más bajos de la población, que destinan la mayor parte de sus ingresos a la compra de alimentos. Y todo indica que en un año electoral, el Gobierno no va a descuidar este frente”, señaló.