Sentarse seguro en una avión es una cuestión científica. Es que un riguroso estudio demostró que los asientos en los que se tiene mayores probabilidades de sobrevivir en caso de sufrir un accidente son los que se sitúan en la fila de la salida de emergencia y cerca de ella. En más, la mejor ubicación es un asiento en la parte delantera de la nave, junto al pasillo y dentro de las cinco primera filas próximas a una salida de emergencia.

La información fue proporcionada por la Universidad de Greenwich, que llevó adelante un estudio con la supervisión de las autoridades civiles de la aviación británica. Sobre la base de un análisis de 105 accidentes, en los que sobrevivieron más de 2000 personas, el trabajo de la universidad británica concluyó que los asientos más seguros en el momento de una tragedia aérea son los que se sitúan en la fila de las salidas de emergencia y las dos que la rodean: la de adelante y la de atrás, según publica el diario británico The Times.

Los viajeros que optan entre la segunda y la quinta fila alrededor de la salida de emergencia tienen más posibilidades de escapar del fuego, aunque la diferencia entre sobrevivientes y muertos es bastante pequeña.

Un dato interesante es que, contrariamente a lo que cree la mayoría de los viajeros, la parte delantera de un avión también es más segura que la posterior. Los pasajeros sentados en los primeros asientos tienen el 65% de posibilidades de escapar en caso de un incendio, frente al 53% de probabilidades que tienen los que se sentaron en la parte trasera.

Además, la posibilidad de supervivencia de los asientos de pasillo también es superior que las del resto: el 64%, frente al 58 por ciento.

En tanto, los asientos más peligrosos en el momento de afrontar un accidente, son los que se encuentran a partir de la sexta fila desde la salida de emergencia. "Ahí, las oportunidades de sobrevivir son mucho más bajas que las de morir", advierte el informe.

Robert Gifford, director del Consejo Asesor Parlamentario sobre la Seguridad del Transporte, afirmó que el estudio muestra cómo "la opción de escoger el asiento realmente puede ser una cuestión de vida o muerte. La posibilidad de supervivencia no debe basarse en la capacidad de cada uno de pagar un asiento al lado de una de las salidas de emergencia".

Sin embargo, un grupo de seguridad del transporte consideró que los descubrimientos del estudio cuestionan la creciente tendencia de las aerolíneas a cobrar cargos extras por los asientos de las salidas de emergencia, que tienen más espacio para las piernas, o a permitirle a la gente elegir asientos en Internet.

La aerolínea Virgin Atlantic, por ejemplo, cobra entre 100 y 150 dólares extra, sólo ida, por un asiento en una fila que cuente con salida de emergencia, pero sólo puede reservarse en el aeropuerto, una vez que el pasajero haya sido atendido por el personal de la empresa.

Conforme a las normas de seguridad internacionales, los aviones deben realizar una prueba de evacuación para asegurar que cada persona a bordo puede salir sana y salva de la nave en apenas 90 segundos.

Pero en momentos críticos, el estudio ha demostrado que esas pruebas no son del todo válidas, ya que admitieron que nadie a bordo tenía relación con otros pasajeros.

El análisis del comportamiento en emergencias verdaderas ha demostrado que muchos pasajeros retrasaron su escape para ayudar a amigos o a familiares, mientras que los que viajaban sin compañía parecían centrarse en su propia supervivencia y dirigirse directamente a la salida. Se suma el hecho demostrado que el instinto de conservación tiende a actos egoístas que afectan y demoran el proceso de evacuación, como trepar los asientos para evadir la cola hacia la salida.

Gifford agregó que las compañías aéreas deberían considerar la posibilidad de ubicar cerca de las salidas de emergencia a los grupos familiares y a las personas mayores.

Sin embargo, la realidad choca con esas intenciones, debido a que las regulaciones internacionales exigen personas fuertes y capacitadas para abrir las pesadas puertas.