Entre el conflicto de los maestros y el de los choferes de colectivo, las aulas de la provincia están rodeadas. Tal como lo anticiparon los representantes gremiales de los docentes particulares (Sadop) y estatales (Amsafé) antes de la realización de las asambleas provinciales que definirán si se acepta o no la oferta del gobierno provincial, el comienzo de las clases del próximo 1º de marzo está en peligro.

Este lunes, la secretaria general de Sadop Rosario, María Lázaro, dijo que “el ministerio de Educación de la Nación se dedica a repartir libritos y pavadas en vez de resolver la situación salarial de los maestros para garantizar el cumplimiento de los días de clases pautados”. Además, informó que la postura mayoritaria (el 60 por ciento) es rechazar la oferta de aumento salarial del gobierno y realizar medidas de acción directa.

Los docentes privados piden un salario de bolsillo de 1.500 pesos y consideran demasiado extendido el cronograma de blanqueo de las cifras en negro del sueldo, que se terminará en noviembre.

Por su parte, los docentes de escuelas estatales votarán este martes en la asamblea provincial si aceptan la oferta oficial. En Rosario, hasta ahora, se impondrían por amplia mayoría (más del 70 por ciento de los votos) las mociones que proponen el no inicio y paro. Decisión que podría revertirse a nivel provincial ya que esta es la jurisdicción más conflictiva.

¿Y si no hay colectivos?

Pero al conflicto docente se suma otro que también pone en riesgo el comienzo de clases el jueves 1º, tal como estableció el Ministerio. Se trata de la pelea entre choferes de colectivo y empresarios del transporte urbano e interurbano de pasajeros.

Este martes, los trabajadores se reunirán en asamblea, en la sede de la Unión Tranviarios Automotor (UTA) para decidir una probable medida de fuerza que prometieron implementar durante los primeros días de marzo, si los dueños de las empresas no acceden a pagar el aumento salarial del 20 por ciento, contra el 12 que los empleadores ofrecieron a los choferes urbanos y el 10 propuesto a los interurbanos.

De esta forma, si los docentes dedicen iniciar las clases normalmente, el incoveniente podría provenir de otro sector: es que sin colectivos tampoco podrían comenzar el ciclo lectivo de manera normal.