La presidenta chilena, Michelle Bachelet, removió anoche a cuatro ministros en un intento por frenar la ola de protestas sociales y políticas contra su caótico programa vial para la capital, al cual ella misma criticó en fuerte tono.

"Aquí las cosas no se han hecho bien. No lo han hecho bien ni los empresarios, ni el gobierno. Las palabras empeñadas no bastaron, las dificultades se minimizaron", reconoció la mandataria en un mensaje ofrecido en cadena nacional para justificar su decisión, reprodujeron DPA y Ansa.

La remoción de los ministros de Presidencia, Defensa, Justicia y Transportes, marca el regreso al poder de hombres cercanos al ex presidente Ricardo Lagos (2000-2006), quien busca la reelección en 2009.

"Todo esto tiene que mejorar ahora. Los más pobres se merecen una disculpa", insistió Bachelet, acusada de debilidad este fin de semana por líderes de la oposición y de su propia coalición.

De hecho, Soledad Alvear, presidenta de la Democracia Cristiana y precandidata presidencial para 2009, advirtió que la crisis desatada por el gobierno de Bachelet amenaza con poner en riesgo el quinto gobierno de la Concertación Democrática, la alianza política en el poder desde el retorno de la democracia, en 1990.

Señal de esa debilidad fue la salida de su mano derecha, la hasta hoy poderosa ministra de la Presidencia, Paulina Veloso, encargada de la agenda legislativa del Ejecutivo.

Será reemplazada por el ex senador socialista José Viera Gallo, quien hasta el presente era la cara visible del equipo de reelección del ex presidente Lagos.

También fueron removidos la ministra de Defensa, Vivianne Blanlot, cuyo hijo está procesado por robo; el ministro de Justicia, Isidro Solís, y el titular de Transportes, Sergio Espejo.

En sus reemplazos llegarán José Goñi, Carlos Maldonado y René Cortazar, todos hombres de la era Lagos.

La crisis, que amenaza con afectar las elecciones municipales de 2008, comenzó el 9 de febrero pasado, cuando el gobierno instaló un nuevo modelo de transporte público que modificó los recorridos, cambió las empresas operadoras e instauró un sistema de cobro electrónico.

Transantiago había sido anunciado por el gobierno como "el nuevo plan de modernización del transporte público que modificará completamente la forma de viajar por la ciudad de Santiago, mejorando en forma significativa la calidad de vida de sus usuarios y habitantes".

Sin embargo, el plan fue puesto en práctica sin que estuvieran disponibles todos los ómnibus y vías exclusivas para su traslado.

Además faltaron estaciones de parada, señales urbanas y centros para el recargo de la tarjeta electrónica de pago.

La opositora y derechista Unión Demócrata Independiente (UDI) se anticipó ayer a los cambios ministeriales que luego anunció Bachelet. "No es compatible que los que crearon este monstruo estén corrigiéndolo cuando ya fracasaron", ironizó ayer su presidente, Hernán Larraín.

La Central Unitaria de Trabajadores, que en 2005 paralizó el 40 por ciento de la fuerza laboral, advirtió hoy que exige un cronograma claro de soluciones y amenazó con movilizaciones.

En tanto, en entrevistas en vivo ante la televisión los usuarios gritaron reiteradamente que las fallas del nuevo modelo de transporte son la mayor humillación que han vivido.

"Peor que con Pinochet", dijo un pasajero en alusión al dictador que gobernó Chile entre 1973 y 1990, dejando 3.000 muertos y desaparecidos.

Hasta ahora, el nuevo modelo de transporte cuadruplicó el tiempo que los usuarios utilizan para desplazarse, dejó sin abastecimiento a las zonas periféricas y originó que al menos una persona de 50 años muriera por falta de oxígeno en el tren subterráneo, debido a las aglomeraciones.

Bachelet, a quien desde sus filas acusan de falta de liderazgo, reconoció hace una semana ante la prensa que pensó en detener el programa, pero que sus asesores le garantizaron que todo funcionaría.

Finalmente, la crisis salió del radio urbano y se convirtió en global.

Los gremios empresariales y expertos económicos advirtieron que hasta el crecimiento será afectado, y calculan pérdidas de hasta 400 millones de dólares mensuales, de no corregirse la situación.

Los epidemiólogos y el Colegio Médico temen que la crisis aumentará en 30 por ciento la contaminación invernal por influenza, debido a los millones de personas que colman el tren subterráneo y los cientos que esperan en filas para tomar un ómnibus en los puntos críticos.

El ministro del Interior, Belisario Velasco, reconoció que el déficit en la oferta de locomoción colectiva no se revertirá antes de junio.

Admitió además que el gobierno negociará soluciones con organizaciones vecinales para apaciguar la violencia callejera.

El nuevo sistema vial fue ideado para modernizar un servicio que aportaba 70 por ciento de la contaminación capitalina y que era operado por cientos de microempresarios, que fueron reemplazados por diez consorcios.

Santiago exhibe niveles por sobre las normas internacionales de monóxido de carbono, ozono y material particulado grueso, que obliga a sus habitantes a vivir con restricciones de uso para los automóviles, el cierre de fábricas y la prohibición de practicar deportes en días de emergencia ambiental.