Por Pedro Robledo

En casi dos horas de show, con una imponente puesta de luces y sonido y unos mil espectadores, el dúo Baglietto-Vitale repasó temas populares del cancionero argentino. Fue ayer a la noche en el Auditorio Fundación Astengo.

El 2011 fue el año en el que Juan Carlos Baglietto y Lito Vitale volvieron a reunirse en un proyecto común. Se reencontraron luego de diez años y reflotaron aquella química que plasmaron en más de 500 shows hasta el 2001.
El objetivo del dúo sigue siendo el mismo: un reconocimiento a los grandes creadores de la música argentina.

"Cuando podemos elegir, no elegimos la música de nuestros padres, elegimos otras músicas. El tiempo se ocupa de poner las cosas en su lugar", dijo Baglieto en un momento del concierto.

Y continuó reconociendo que "luego nos damos cuenta que los viejos ganaron la batalla". "De la verguenza que nos daba que nos guste lo mismo que a nuestros padres, pasamos a sentirnos orgullosos de tener con ellos una cosa más en común: la música", agregó.

Con ese ánimo de establecer un nexo entre generaciones, fue surgiendo una larga lista de autores y compositores homenajeados.

Si bien el formato y la puesta técnica y estética remiten al pop y al rock, los contenidos letrísticos y melódicos poseen un anclaje en el folklore y el tango.

"Como dos extraños"(Contursi-Láurenz) , "Garúa" (Cadícamo-Troilo), "Nostalgias"(Cobián-Cadícamo) , en dúo, sin banda, resultaron inmejorables versiones de inoxidables clásicos del tango.

"Canción del jangadero" (Jaime Dávalos) y "El mensú" (Ramón Ayala-Vicente Cidade), significaron el aporte de buenas versiones de canciones litoraleñas. En el caso de "El mensú", hubiera merecido un arreglo no tan cargado de instrumentación, con no tanta presencia de bajo y batería.

El segmento más logrado fue el que reunió tres canciones folklóricas: "Tonada del viejo amor" (Falú-Dávalos), "Zamba de Lozano (Leguizamón-Castilla) y "Piedra y camino" (Atahualpa Yupanqui).

Baglietto se ocupó, al presentarlas, de hacer explícito el reconocimiento a estos creadores, mencionándolos como artífices fundamentales de la historia de la música argentina.

Fue el punto más importante de la noche, con la participación del público cantando, en comunión con los artistas.
Para el cierre, eligieron "El témpano" (Adrián Abonizio). Luego vendrían los exigidos bises.

El comienzo de la despedida fue con "No olvides que una vez tú fuiste sol"(Augusto Blanca), el tema con el que cerraban sus shows en aquella primera etapa juntos, y con el ritual de Baglietto de iluminar rostros del público con un artefacto lumínico desde el escenario.

Cuando parte de los espectadores comenzaban a ganar la calle Mitre, llegaron los regalos. Juan decidió recurrir a su memoria, en complicidad con los asistentes, y recordar aquel 14 de Mayo del 82, cuando en su despegue nacional daba a conocer "Tiempos difíciles", su primer disco.

De aquella joya inolvidable de la música rosarina, el dúo preparó un popurrí de cuatro temas: "La vida es una moneda" (Páez), "Era en Abril" (Fandermole), "Puñal tras puñal" (Páez) y "Mirta, de regreso" (Abonizio).

El telón se cerró y se volvió a abrir, aún restaba un extra, un homenaje más.

"Alguna vez uno tuvo prejuicios, de no saber ver que había grandes artistas, que dejan la vida en un escenario", preludió Baglietto, proponiendo un tributo a Estela Raval. A la gran artista recientemente fallecida, le dedicaron la mejor versión de "Las cosas tienen movimiento" (Fito Páez).

Para el cierre definitivo, ya con el público de pie y participando activamente, eligieron "Historia de Mate Cocido" (Abonizio).

Juan Carlos Baglietto y Lito Vitale volvieron a reunirse y todo indica que queda por delante un largo camino compartido.