Luego de la derrota y el descenso directo, Banfield se quedó este domingo sin entrenador y sin presidente, en medio de un clima de furia y manchado por los incidentes que obligaron a suspender el partido cuando faltaban seis minutos para el final y Colón ganaba por 3-0.

Sebastián Prediger y Esteban Fuertes, dos veces en su último partido, convirtieron los tantos para el Sabalero. La gente de Banfield no se lo bancó. Y el juez Federico Beligoy suspendió el juego por los disturbios incidentes en la tribuna local.

En la búsqueda de culpables los hinchas descargaron su bronca hacia los dirigentes. Apuntaron al presidente, Carlos Portell, el vicepresidente, Marcos Acuña, y el secretario general, Martín Viñuales.

Les reprochan las peleas internas de la comisión directiva, que asumió en diciembre pasado después de una sinuosa elección donde el candidato opositor optó por no presentarse, y no haber buscado tocer la historia después de un torneo Apertura patético, donde el equipo sumó tan sólo 11 unidades.

También cuestionan la elección del entrenador uruguayo Eduardo Acevedo, que sólo sumó 8 puntos sobre 42 y las contrataciones de jugadores que nunca rindieron como Jonathan Gómez, Julián Guillermo, Agustín Alayes, Walter Acevedo, Juan Elluchans y Diego De Souza.

Inmerso en una crisis institucional inédita, el plantel no se pudo apartar de la situación en ningún momento. Demostró ser un equipo derrotado en todo el torneo, sin fuerzas, sin ideas y sin la capacidad para revertir la situación.

La derrota con Colón condenó a Banfield a jugar la próxima temporada en la Primera B Nacional porque terminó con un promedio de 1,245 sólo por encima de Olimpo de Bahía Blanca (1,103) y debajo de San Lorenzo (1,254) y San Martín de San Juan (1,263), que jugarán la promoción.

Banfield se mereció el descenso porque inició la temporada con un promedio que le permitía estar ajeno a las zonas de promoción y descenso, pero fue muy malo lo realizado por el equipo, que sólo reunió 22 unidades en 38 fechas.