Seis meses después de que Egipto sacrificara sus cerdos para luchar contra la gripe A, la medida no sólo ha puesto al borde de la miseria a miles de criadores, sino que ha generado un problema adicional: la acumulación de basura.
"El cerdo era como una palmera que daba frutos. Cada vez que teníamos hambre, comíamos de ella. ¿Ahora de qué viviremos?", Alnuqrashi Sedki, basurero que criaba cochinos, se quejó así del sacrificio de toda la cabaña porcina del país.
Como Sedki, decenas de miles de recolectores de basura que viven en el barrio de los basureros o "zabalín", en las faldas de la montaña de Muqatam, en el este de El Cairo, se sienten inseguros tras perder los cerdos de los que dependían para vivir.
Su vida ha cambiado después de que las autoridades egipcias ordenaran en abril pasado el sacrificio de unos 350.000 puercos para evitar la propagación de la gripe A, a pesar de que entonces no se había registrado ningún caso del virus.
Y también a pesar de que, según las autoridades internacionales de salud, el virus A se está transmitiendo entre seres humanos, por lo que, aunque el origen de la enfermedad estaba en los cerdos, ahora estos animales no son el centro del problema.
Entre montes de basura y rodeado de moscas, Sedki, que tiene seis hijos, dijo a Efe que sus ingresos han bajado en un ochenta por ciento.
Este basurero, de unos cuarenta años y que lleva toda la vida recogiendo los desechos de los demás, vivía bien cuando cobraba 1.500 libras (unos 300 dólares) al mes por recoger la basura de las casas.
Además, vendía la carne de los cerdos que tenía a los restaurantes y algunos componentes de la basura a las fabricas de reciclaje.
Y es que la recogida de los alrededor de 14.000 toneladas de basura diarias de El Cairo era siempre el negocio de los "zabalín", casi todos de la minoría cristiana, que pasaban por cada casa para llevar el saco de basura en un carrito hasta su barrio en Muqatam.
Allí, separaban la basura en sus propios hogares para alimentar con residuos orgánicos a los cerdos, que también vivían con ellos, y para vender los productos de plástico y de cartón a las fábricas de reciclaje.
En los últimos años, el sistema de recogida de basura ha cambiado en algunos lugares de El Cairo, ya que varias compañías extranjeras se han encargado de recolectar los desechos sustituyendo los carritos agarrados por burros por camiones.
En otras zonas del Gran Cairo, sin embargo, se mantiene el sistema tradicional, que ahora se ve resentido y que ha generado una inusitada acumulación de basura en las ya de por sí sucias calles de la capital.
"Ahora no tenemos cerdos para vender ni cobramos de las casas porque ya no recogemos su basura", señaló Sedki.
Sentada encima de una montaña de papeles sucios, la hermana de Sedki, que no quiso identificarse, relató a Efe que las autoridades han sacrificado a los mil cerdos que criaba en el patio de su casa.
"Cuando vinieron aquí para matar a nuestros animales, nos pagaron cincuenta libras (unos nueve dólares) por cabeza para compensarnos, pero ahora ¿qué ingresos vamos a tener?", se preguntó la mujer, que comparte el negocio con Sedki y con el resto de su familia.
Los únicos "zabalín" que no han sufrido de la pérdida de los cerdos son los que trabajan en las fábricas de reciclaje.
"Para nosotros, el sacrificio de los cerdos ha sido bueno. Hay menos mal olor en Muqatam y el barrio está más limpio", dijo a Efe Gerguis Gamal, mientras hacía perchas de plástico reciclado.
Algunos basureros todavía sobreviven de la recogida de sólo los residuos que se reciclan, mientras otros han tenido que cambiar de profesión.
Como ya no hay cerdos, los basureros se niegan a recoger los restos orgánicos que antes servían como comida para estos animales.
Tampoco pasan de casa por casa para llevar sus sacos de basura y optan por escoger los desechos que necesitan y dejar todo lo demás en las avenidas de El Cairo.
Como consecuencia, la basura se ha acumulado en las calles y el mal olor que antes dominaba el barrio de los "zabalín" se ha trasladado a numerosas esquinas de la capital.
Para echar más leña al fuego, las compañías de basura extranjeras con sus tecnologías avanzadas no han podido competir con el basurero tradicional ni cumplir las condiciones imposibles de los contratos que han firmado con el Gobierno egipcio, y además ha habido huelgas que han agravado aún más el problema.
"El dinero que cobrábamos de la cría de los cerdos nunca volverá. Entonces, lo que pedimos es volver a recoger la basura de las casas y cobrar de éstas", dijo el basurero Sedki.
Fuente: EFE