No, no llevaba máscara ni estaba el sargento García para perseguirlo. Pero era defintivamente un zorro el animal que irrumpió este martes a la mañana en el patio de la casa de Balcarce 5940. Julián, el dueño de la vivienda, lo encontró a las 7 de la mañana, cuando se levantó. Y no pudo salir de su asombro. Pasadas las 11 llegó hasta el lugar personal de Control Urbano municipal junto con la policía para atrapar al animal, pero no pudo ser. El zorro, como lo hacía su homónimo enmascarado con el capitán Monasterio, se escapó por calle Balcarce. Pero cerca de las 11.30 consiguieron atraparlo a la vuelta, en Piedras al 2000. 

Control Urbano llegó al lugar cuando Julián contó a Radio 2 que tres horas y media después de que lo descubriera, el zorro seguía en su patio sin que ninguna de las dependencias oficiales a las que llamó, de la provincia y la Municipalidad, hicieran nada por ayudarlo. Lo que más molestó a Julián fue la respuesta que recibió en Defensa Civil: "Una chica me dijo que agarrara al zorro y lo llevara al campo. ¿Y cómo sé que no me va a morder?".

Esa posibilidad no fue descartada por el veterinario especializado en fauna silvestre Guillermo Pérez Jimeno, que luego de que Julián saliera por Radio 2 se dirigía al lugar para rescatar al animal junto a personal del Instituto Municipal de Sanidad Animal (Imusa) y de la Guardia Urbana. "Debe ser de alquien que lo ha traído y se ha escapado. Un animal salvaje asustado claro que puede morder", afirmó.

Que el animal era arisco lo comprobó el personal de Control Urbano que, acostumbrado a lidiar con caballos sueldos pensó que tenía controlada la situación cuando consiguió llegar hasta el zorro con un lazo que tiene un palo. Pero no, el zorro pudo zafar del lazo y volvió a saltar el tapial, esta vez para escaparse por calle Balcarce. Finalmente lo atraparon en Piedras al 2000, donde se había refugiado abajo de un auto. El agente Bahl, de Control Urbano, fue quien lo tomó de las piernas traseras y, para decirlo con jerga policial, logró reducirlo. Luego lo metieron en una jaula, mientras se debatía dónde enviarlo.

Cuando Control Urbano llegó, el zorro estaba en el patio, apichonado, asustado, aunque con la pana llena, ya que Julián le había dejado un plato de carne picada que el animal devoró en segundos.

Julián contó a Radio 2 que para llegar allí el zorro –que además estaba dejando un aroma nada agradable– tuvo que saltar un tapial de dos metros. Y estimó que el animal se podría haber escapado de alguna casa de la zona. "Los gitanos que viven sobre bulevar oroño tienen muchos animles", especuló.