Brasil se enfrentará este domingo a la elección más violenta, disputada e inédita de la historia reciente con el balotaje entre el ultraderechista ex militar Jair Bolsonaro, que lidera las encuestas, y el profesor universitario y ex ministro de Educación Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT).

La elección estuvo marcada por una campaña que inauguró una era en la historia democrática mundial: la diseminación de noticias falsas por las redes sociales como Facebook y Twitter, como ocurrió en Estados Unidos, sino mediante el whatsapp.

Por eso la policía federal y el Tribunal Superior Electoral investigan a Bolsonaro por su supuesta vinculación con el financiamiento ilegal mediante empresarios aliados de al menos 4 millones de dólares en el envío por whatsapp de noticias falsas sobre su rival.

En la primera vuelta Bolsonaro ganó con el 46% de los votos contra el 29% de Haddad.

El candidato que fue la tercera fuerza de las elecciones en Brasil, el laborista Ciro Gomes, evitó este sábado pronunciarse abiertamente a favor de Haddad, que esperaba un gesto en ese sentido. Apuntó a trabajar a partir del lunes en erigirse en un líder opositor a Bolsonaro.

Gomes, quien estuvo tres semanas fuera de Brasil y viajó a Europa tras obtener 12,7% de los votos, dijo a través de un video: "Que la gente vote mañana comprendiendo la necesidad de votar con la democracia, contra la intolerancia, el pluralismo, pero nadie está obligado a votar contra convicciones e ideologías".

Menos diferencia, guerra con Venezuela y cerrar la Corte

Bolsonaro, que lidera todas las encuestas pero vio reducir en las últimas horas su favoritismo, estuvo en su residencia de Barra de Tijuca, Río de Janeiro, reunido con aliados, entre ellos varios generales retirados que formarían parte de su gabinete.

Desde que fue víctima de un atentado el 6 de septiembre, Bolsonaro estuvo internado 23 días y luego se limitó a aparecer en las redes sociales y no concurrió a los debates: su principal promesa de campaña es, por ahora, armar a la población y luchar contra la corrupción.

En un clima festivo de victoria anticipada, Bolsonaro minimizó el discurso que le hizo caer en las encuestas en el cual afirmó que "los rojos opositores deberán elegir entre la cárcel y el exilio" y aclaró que "fue apenas para decir que el PT debe ser sacado de la política, no del país".

Esta semana, además, el hijo de Bolsonaro (Eduardo, que es diputado) amenazó con una guerra de Brasil contra Venezuela. Dijo que conversaron con el general Mourão sobre las acciones militares para “liberar a los hermanos venezolanos”. 

También generó polémica cuando dijo que bastaba con mandar "un soldado y un cabo" para cerrar la Corte Suprema de Brasil.

El delfín de Lula y un cumpleaños preso

Haddad acudió este sábado a la mayor favela de San Pablo, Heliópolis, donde afirmó que Bolsonaro "es una persona truculenta que no respeta las instituciones y defiende el retorno del fascismo, de la cultura de la violación y de la tortura".

El ex ministro de Educación de Luiz Inácio "Lula" da Silva y ex alcalde de la ciudad de San Pablo asumió en septiembre la candidatura debido a que el ex presidente, gran favorito en las encuestas, fue inhabilitado por estar preso y condenado en dos instancias por corrupción en la Operación Lava Jato.

El resultado, según los analistas, también influirá sobre el futuro de Lula, que hoy cumplió 73 años dentro de su celda en la ciudad de Curitiba y su apelación para lograr la libertad.

Tres asesinatos de "bolsonaristas"

La campaña fue la más violenta desde la redemocratización en 1985: bolsonaristas asesinaron a tres personas que pensaban diferente desde la primera vuelta y se registraron más de 70 ataques homofóbicos y por cuestiones políticas contra votantes de izquierda, según el conteo del sitio Agencia Pública.

El voto anti-PT y antisistema en general fue uno de los principales argumentos victoriosos de Bolsonaro pese a que él es un diputado del sistema tradicional hace casi tres décadas, dijo a Télam el analista político Alberto Almeida, del Instituto Brasilis.

Bolsonaro pertenece al diminuto PSL que logró el segundo bloque del Congreso en la primera vuelta, detrás del PT. El avance de la ultraderecha también se definirá en las elecciones de segundo turno en las gobernaciones, entre ellas las estratégicas de San Pablo, Río de Janeiro, Minas Gerais, los mayores colegios electorales.

En la primera vuelta, Bolsonaro arrasó en cuatro de las cinco regiones del país y el PT mantuvo su bastión en la región nordeste, la más pobre del país, donde ha mantenido las gobernaciones en estados clave como Bahia y Ceará.

El polo del nordeste es la esperanza de Haddad -más la población progresista no izquierdista de los grandes centros urbanos como Rio, Belo Horizonte y San Pablo- para revertir a última la elección.

Haddad obtuvo el apoyo este sábado de un emblema en la lucha contra la corrupción, el ex presidente del Supremo Tribunal Joaquim Barbosa, el primer juez negro de la alta corte que fue el encargado de condenar a dirigentes del PT por corrupción en 2011 en el caso conocido como Mensalao.

Barbosa dijo que tenía "miedo" de la victoria de Bolsonaro, un ex capitán paracaidista del Ejército que durante su carrera parlamentaria defendió la dictadura militar, la tortura a los detenidos y ahora se encuentra ante el desafío de gobernar un país partido en dos y con clima creciente de violencia política.

Las elecciones serán desde las 8 hasta las 17 (misma hora que Argentina) pero los resultados oficiales comenzarán a conocer a las 19 a raíz de la diferencia horaria con el estado amazónico de Acre, fronterizo con Bolivia.