El candidato socialdemócrata Geraldo Alckmin comienza este lunes su campaña por la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Brasil, mientras el presidente Luiz Inácio Lula da Silva reagrupa sus fuerzas para lo que se avecina como una dura batalla.

"Voy a la segunda vuelta con grandes posibilidades de ganar las elecciones", dijo Alckmin en sus primeras declaraciones tras conocer el resultado de la jornada electoral, que contra casi todo pronóstico lo situó en la segunda ronda con Lula, que busca la reelección.

"Ya comenzó la segunda vuelta" para la campaña electoral, declaró un visiblemente entusiasmado Alckmin ante sus seguidores en un improvisado mitin en la noche electoral.

En lo que se perfila desde ya como su principal estrategia para atacar a Lula, Alckmin afirmó que su Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) salió fortalecido de las elecciones con la conquista de los gobiernos de los dos estados con mayor peso electoral y una amplia bancada en el Congreso.

Esta posición, afirmó, le dará a su gobierno una mayor estabilidad institucional para aprobar las reformas "que Brasil necesita" y emprender la senda del firme crecimiento económico.

Lula obtuvo el 48,61 por ciento de los votos válidos y Alckmin terminó en el segundo puesto con el 41,64 por ciento, con el 99,96 por ciento de los votos escrutados.

El presidente, agobiado por un escándalo de corrupción que le restó fuerza a su campaña en los últimos días, tropezó en su intento de obtener la reelección directa para otro mandato de cuatro años y tendrá que enfrentarse a Alckmin el 29 de octubre en segunda vuelta.

Para obtener la reelección, Lula debía obtener la mitad más uno de los votos válidos.

Casi 126 millones de brasileños estaban convocados a las urnas para elegir presidente y vicepresidente, a los gobernadores de los 27 estados, a los 513 diputados federales y a 27 senadores (un tercio del Senado), así como a los miembros de sus cámaras regionales.

El ministro de Relaciones Institucionales, Tarso Genro, fue el primero en las filas de Lula que admitió el fallido intento de la reelección en la primera vuelta.

"Estábamos preparados para ganar en la primera vuelta, pero también estaremos preparados para ganar en la segunda", declaró.

Los cercanos colaboradores de Lula dijeron poco después de confirmarse la segunda vuelta que el presidente asistirá el próximo domingo a un debate televisivo con Alckmin para discutir programas de gobierno.

La semana pasada, Lula decidió a última hora no comparecer a un careo organizado por la poderosa Red O Globo en el que debía enfrentarse a Alckmin y a los otros dos candidatos mejor colocados, Heloisa Helena Lima y Cristovam Buarque, dos disidentes del PT.

Los tres lo convirtieron en blanco de duras críticas y, según analistas políticos, la ausencia le costó por lo menos tres puntos porcentuales que hubieran sido decisivos este domingo.

Lula, de 60 años, permaneció en silencio y reunido hasta entrada la madrugada con sus colaboradores en el palacio de gobierno, evaluando la situación.

Los analistas coincidieron en que lo que parecía ser una segura campaña hacia la reelección comenzó a desmoronarse a finales de septiembre al ser desvelado el intento de compra por parte de algunos correligionarios de un expediente con pruebas falsas contra Alckmin y el ahora gobernador electo de Sao Paulo, José Serra.

Alckmin y el PSDB, respaldados por la prensa, se aferraron a este caso para socavar espacio a Lula. Nadie duda de que seguirán esgrimiendo esta artillería en las próximas semanas.

Fieles de la balanza en la segunda vuelta podrán ser los candidatos Heloísa Helena Lima y Cristovam Buarque, tercera y cuarto en las elecciones presidenciales y, ambos, ex líderes del PT.

Ella fue expulsada por sus críticas a Lula y él renunció el año pasado, en medio del bochorno de la corrupción.

Ambos sumaron un escaso 9,5 por ciento de los votos válidos, pero el PSDB ya ha comenzado los primeros contactos en busca de un apoyo que podría ser decisivo.