El problema educativo latinoamericano parece estar cambiando: de las dificultades para acceder a la escuela a la imposibilidad de garantizar el acceso a los conocimientos, aún dentro de las instituciones escolares, ya que si bien la asistencia está extendida en la mayoría de los países de la región, no siempre se logra el egreso, en especial, en el nivel secundario.

En un trabajo publicado por el Sistema de Información de Tendencias Educativas en América Latina (Siteal), Florencia Sourrouille, plantea una nueva forma de desigualdad entre sectores sociales que se evidencia a través de los logros. "Los grupos sociales más desfavorecidos ahora acceden a la escuela pero no consiguen terminarla, lo cual indica que permanecen más años en la escuela pero sin embargo abandonan", afirma.

Las estadísticas ubican a la Argentina entre los países donde se ve con claridad la diferencia de los logros según el nivel socio-económico y el clima educativo del hogar.

Comparativamente, los datos de promoción del secundario de estudiantes argentinos de todos los estratos (62,1 por ciento de los jóvenes de 20 años) son peores que los de Chile (76,3 por ciento) y Perú (64,1 por ciento). Sin embargo, son mejores que los de Brasil (46,9 por ciento), Colombia (60,5 por ciento), México (46,7 por ciento) y Uruguay (32,6 por ciento), además de todos los países centroamericanos.

La posibilidad de completar la escuela media es dispar según el estrato socio-económico familiar. Sólo el 13,1 por ciento de los argentinos de 20 años de hogares vulnerables completa el secundario. Lo mismo ocurre en el 51 por ciento de los de clase media y el 96,2 por ciento de quienes provienen de hogares acomodados (ver infográfico).

"Esto podría dar algún indicio de que cambió la forma que asume la desigualdad, pasando de estar alojada entre quienes están fuera y dentro del aula, a expresarse al interior" de la escuela, argumenta Sourrouille.

El mayor problema está, en efecto, en el secundario. Mientras el 90 por ciento de los niños latinoamericanos en edad de asistir al primario concurren a ese nivel, el porcentaje cae al 68 por ciento en el nivel medio. Y, como se observa, hay serias dificultades para concluirlo. Es decir, dice Siteal, son más los alumnos que habiendo pasado por las aulas no logran finalizar los estudios.

Lo que se observa son grandes dificultades de deficiencia interna y retención de los sistemas ya que gran parte de los alumnos deja la escuela. La deserción se da a pesar de permanecer más años en las aulas. La brecha entre la asistencia y el egreso, en la mayoría de los países, supera los 10 puntos.

Las diferencias absolutas entre la asistencia y la graduación son grandes aún en los países con mayores niveles de matriculados en el nivel medio. Mientras que la asistencia supera el 70 por ciento en Argentina, Bolivia, Brasil y México, el egreso del nivel se ubica siempre al menos 16 puntos porcentuales por debajo (Argentina, es un caso). La diferencia llega a ser inclusive de 30 puntos en el caso de Brasil.

La brecha parece ser un indicio de que no alcanza únicamente con lograr la llegada del adolescente a la escuela, puntualiza Sourrouille. En nueve países de la región (de 19 que se tomaron para el estudio), la finalización del secundario a los 20 años no llega al 50 por ciento. El valor máximo en América latina es del 76 por ciento (Chile).
Las estadísticas revelan que en ningún país se logra que los jóvenes provenientes de hogares con clima educativo bajo terminen en forma significativa el nivel: entre el 1 y el 20 por ciento. Por el contrario, los grupos con mejores ingresos de la región, sea cual sea el país de referencia, tienen garantizada la finalización del secundario en forma masiva: del 80 por ciento al 97 por ciento. En Argentina, el 96,2 por ciento de los chicos de clase social alta concluye con éxito.

Fuente: Sistema de Información de Tendencias Educativas en América Latina