Al menos 42 cadáveres han sido encontrados hasta el momento en las poblaciones libanesas donde han podido llegar los servicios de rescate al sur del río Litani, informaron fuentes policiales.
Las operaciones de búsqueda no han comenzado todavía en las aldeas fronterizas que no han sido evacuadas por Israel y que han sufrido intensos bombardeos.
El último balance oficial establecido antes del final de los combates el pasado lunes por la mañana hablaba de 1.200 muertos civiles, cifra que no incluía las personas sepultadas bajo los escombros o cuyos cadáveres se encontraban en zonas de las que nadie tenía noticia.
La situación al sur del río Litani es dantesca, según aseguraron diversas organizaciones humanitarias.
Las personas que han conseguido llegar hasta poblaciones como la fronteriza de Aita aal Shar –en cuyos alrededores se produjo el secuestro de los dos soldados israelíes que desencadenó el conflicto– describen un paisaje desolador de tierra arrasada donde nada queda en pie.
En el pueblo de Ainata fueron encontrados 17 cuerpos. En la ciudad de Tiro, que permaneció sitiada al final de la guerra, un cadáver apareció en un edificio de cuatro plantas y otro se encontró entre las ruinas de un centro comercial, indicaron las fuentes policiales.
En esta misma ciudad, bajo los escombros de un edificio, apareció el cuerpo de una joven de 16 años, según los servicios de protección civil.
Los servicios de rescate tratan también de extraer de los cascotes de ese mismo bloque de viviendas los cuerpos de tres niños y un adulto.
En la aldea vecina de Kafra se halló una pareja bajo los escombros.
También en la zona de Tiro, en Srifa, siete cuerpos fueron encontrados el lunes en el centro de la localidad, que está totalmente destruido.
El alcalde de este pueblo explicó que pensaban retirar primero a los cuerpos y seguir con las tareas de rescate, pero que no podían porque los depósitos de cadáveres están completamente llenos.
En Jiam, en el sector oriental del sur del Libano, el cuerpo sin vida del Mujtar (similar al alcalde) fue retirado de debajo de las ruinas de su casa, mientras que en la localidad de Kafarchuba, unos tractores sacaron de entre los escombros los cadáveres de cuatro combatientes de Hezbolá.
Las operaciones de búsqueda no han comenzado todavía en las aldeas fronterizas que no han sido evacuadas por Israel y que han sufrido intensos bombardeos.
El último balance oficial establecido antes del final de los combates el pasado lunes por la mañana hablaba de 1.200 muertos civiles, cifra que no incluía las personas sepultadas bajo los escombros o cuyos cadáveres se encontraban en zonas de las que nadie tenía noticia.
La situación al sur del río Litani es dantesca, según aseguraron diversas organizaciones humanitarias.
Las personas que han conseguido llegar hasta poblaciones como la fronteriza de Aita aal Shar –en cuyos alrededores se produjo el secuestro de los dos soldados israelíes que desencadenó el conflicto– describen un paisaje desolador de tierra arrasada donde nada queda en pie.
En el pueblo de Ainata fueron encontrados 17 cuerpos. En la ciudad de Tiro, que permaneció sitiada al final de la guerra, un cadáver apareció en un edificio de cuatro plantas y otro se encontró entre las ruinas de un centro comercial, indicaron las fuentes policiales.
En esta misma ciudad, bajo los escombros de un edificio, apareció el cuerpo de una joven de 16 años, según los servicios de protección civil.
Los servicios de rescate tratan también de extraer de los cascotes de ese mismo bloque de viviendas los cuerpos de tres niños y un adulto.
En la aldea vecina de Kafra se halló una pareja bajo los escombros.
También en la zona de Tiro, en Srifa, siete cuerpos fueron encontrados el lunes en el centro de la localidad, que está totalmente destruido.
El alcalde de este pueblo explicó que pensaban retirar primero a los cuerpos y seguir con las tareas de rescate, pero que no podían porque los depósitos de cadáveres están completamente llenos.
En Jiam, en el sector oriental del sur del Libano, el cuerpo sin vida del Mujtar (similar al alcalde) fue retirado de debajo de las ruinas de su casa, mientras que en la localidad de Kafarchuba, unos tractores sacaron de entre los escombros los cadáveres de cuatro combatientes de Hezbolá.