La banda de rock Callejeros, pese a no ocupar lugar de cierre en la grilla de la tercera jornada, se convirtió anoche en la atracción principal de la edición 2007 del festival Cosquín Rock, que se realiza en un amplio predio ubicado en la localidad de San Roque, en las cercanías de un lago homónimo.

La disposición municipal y policial para que toquen "en horario diurno" no impidió que cerca de 30 mil fans se congreguen a la espera del arranque del show de la formación de Villa Celina, algo que sucedió cerca de las 19.50.

Durante una hora y media aproximadamente, el vocalista Patricio Santos Fontanet y sus compañeros de ruta desgranaron un puñado de canciones, las más conocidas y aquellas otras que están incluidas en Señales, el álbum editado después de la tragedia de República de Cromagnon, en aquel fatídico 30 de diciembre de 2004.

El recital tuvo una carga emotiva, tal como se preveía, muy fuerte. Pero no hubo arenga de parte del Pato Fontanet, quien solamente se limitó a agradecer al productor del evento, José Palazzo, y a las bandas que transitan por el mismo sendero del denominado "rock barrial", tan afines al pensamiento de Callejeros.

De este modo hubo saludos para Jóvenes Pordioseros, El Bordo, Cielo Razzo, Ratones Paranoicos y Los Gardelitos, cuyo vocalista, Eli Suárez, subió invitado al escenario para recrear la versión de "Una nueva noche fría", quizás la pieza más conocida de la agrupación de Villa Celina.

Las canciones que sonaron desde arriba del escenario fueron "Daño", "Imposible", "Me cansé", "Presión", "Sé que no somos", "9 de Julio", "Señales" y "Prohibido", entre otros. En suma, clásicos temas de una banda que, tal vez, no hubiera alcanzado la dimensión y repercusión mediática si no hubiese pasado lo del incendio en esa "maldita" noche de Once.

El público esperaba la actuación de Los Gardelitos, la banda encargada de cerrar la tercera jornada y el Cosquín Rock 2007. Pero para la gran mayoría de ellos, el "cierre" ya había tenido lugar con la presencia de Callejeros, sin duda, la banda que se erigió en la principal "atracción" del festival rockero, independientemente de sus cualidades musicales.