En las últimas dos décadas la mortalidad asociada al cáncer de mama se redujo en un 27 por ciento. La buena noticia se desprende de un relevamiento realizado por la American Cancer Society.

Los expertos argumentan que la clave del descenso de casos mortales está vinculado a las campañas de detección precoz. En concreto, la realización estandarizada de mamografías. A la vez, se asocia a la utilización de una droga en particular, el tamoxifeno, que funciona bien con los tumores.

Una tendencia que se confirma es que las enfermas son cada vez más jóvenes, menores de 40 años. Esto estaría vinculado al estrés y la alimentación rica en grasas, que deriva en un aumento en la concentración de estrógeno.