“El estado de conciencia de Tulio estaba completamente arrasado. Había perdido su propia entereza personal y por eso los jueces concentraron su estrategia en el día del hecho, en su historia de vida”, explicó Jorge Bedouret, abogado de Tulio Adorna.

En declaraciones a Radio 2, el defensor del joven que el 3 de octubre de 2003 mató a su padre y a su hermano en el chalé de Funes donde vivían señaló que “se hizo un seguimiento de Tulio desde su condición pre natal y se comprobó que toda su vida fue un martirio y que eso fue lo que lo llevó a un estado de personalidad grave”.

La Cámara de Apelaciones de los Tribunales rosarinos confirmó, por inimputable, la absolución de Tulio Adorna en el marco de la causa por el doble homicidio de su padre y de su hermano.

El fallo de la Sala II de la Cámara, integrada por luecez Ríos, Mestre y Pangia, ratifica el que en primera instancia había dictado el juez de Menores Leandro Artigas, que entendió que el muchacho, que en el momento del crimen –3 de octubre de 2003– tenía 17 años, actuó bajo emoción violenta y no podía comprender lo que hacía.

Esa resolución había sido apelada por el fiscal de Cámaras Guillermo Camporini, que presentó un pedido para que Tulio Adorna fuera declarado penalmente responsable y que con este fallo la Cámara rechazó.

Para Camporini, Tulio “entendía lo que hacía y lo que tuvo fue una reacción emotiva cercana a la venganza”, remarcó durante la audiencia oral celebrada ayer en la Sala II de la Cámara de Apelaciones en lo Penal. En ese marco, además del papel acusador ejercido por Camporini, también se escucharon los argumentos de la defensa del joven, cuyo representante reclamó que se ratifique el fallo de primera instancia que declaró al chico inimputable por haber actuado “por emoción violenta patológica transitoria”.