Rosario Central elevará esta noche las copas con un único sueño en la cabeza: el de volver a ser, en este 2013 inminente, integrante de la elite del fútbol nacional.

El canalla le pone punto final a 365 días intensos, que lo hicieron deambular por varios estados. El de la esperanza, el de la euforia, el de la decepción, el de la bronca y, otra vez, el de la ilusión.

El plantel de Russo enfrenta los últimos días de descanso posicionado en el sector de ascenso a primera, algo impensado apenas dos meses atrás, cuando se pedía la cabeza del DT por flojos resultados.

Pero el equipo mejoró, sumó puntos y logró disipar esa nube de intolerancia que había quedado latente tras el estruendoso fracaso de la era Pizzi, que se quedó a las puertas del ascenso teniéndolo en la palma de sus manos.

Y hoy, mientras la dirigencia busca a los refuerzos que pidió el técnico (se podría reactivar lo de Castillejos, que aun no se marchó a Ecuador), y los profesionales se preparan para la pretemporada, son los hinchas los que activan sus deseos: que están vinculados al único objetivo que los desvela, el de gritar que son otra vez de primera. Esta vez, en este inminente 2013, creen que puede ser.