Opinión / Javier Cigno

Central viene realizando una buena campaña, a la altura o quizás por encima de sus expectativas previas. Ya cosechó 21 puntos, lleva tres victorias al hilo, incluido el plus del clásico y un más que aceptable juego ofensivo que le ha dado sus frutos.

Tocó fondo en la fecha 7 ante Tigre en Victoria y desde allí no paró de sumar. El equipo estaba a la deriva y Russo tuvo, otra vez, la enorme capacidad de reinventarse. Acomodó las piezas, hizo un retoque táctico y el funcionamiento cambió: siete partidos sin derrotas así lo demuestran.

Hoy, Central es un equipo capaz de ganarle a cualquiera (por caso, superó a Newell´s y a Lanús e igualó siendo superior frente a Arsenal y Boca) pero al que no le sobra nada (el pobre empate ante All Boys o la injusta victoria en Córdoba lo certifican).

Igual, esta tremenda levantada no debe confundir ni desviar el objetivo, que no es otro que la permanencia. Central debe hacer un colchón de alrededor de 50 puntos que le otorgue la tranquilidad suficiente para asentarse en la primera división.

Una vez conseguida esa meta, seguramente será tiempo de proponerse otras más ambiciosas, pero todo en su momento. Tiempo al tiempo.