Científicos españoles y argentinos trabajan en la Universidad de Bariloche para evaluar las amenazas que sufre el cóndor, la mayor de las aves que vuelan. Los científicos españoles son miembros de la Estación Biológica de Doñana, en la sureña provincia de Sevilla, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

El director de ese centro, Fernando Hiraldo, destacó a la agencia Efe la "dificultad" de estos estudios por "la dureza" de los Andes y porque el cóndor se desplaza más de cien kilómetros al día, lo que dificulta su seguimiento". Esta investigación pretende delimitar las amenazas que se ciernen sobre este ave, "mítica no sólo en América, sino en todo el mundo", según Hiraldo, que recordó que el cóndor ya ha desaparecido de varios países iberoamericanos.

Los científicos españoles realizan análisis genéticos de las plumas de cóndor llevadas desde Argentina, de las que extraen muestras para estudiar su ADN. Las plumas se recogen aprovechando la ausencia del cóndor de su nido o posadero, para evitar molestarlos y, según Hiraldo, aportan "una valiosa información científica" para conocer el estado de esta especie.

El ADN extraído de la parte incrustada del ala permite conocer el grado de pérdida de variabilidad genética del cóndor causada por la pérdida de territorios y poblaciones, así como la consanguinidad de esta especie que habita en los Andes.

En la parte intermedia del ala se buscan trazas de metales pesados, como el plomo, para conocer la dependencia alimentaria del cóndor de animales de caza, ya que este metal tóxico se halla en los cartuchos cinegéticos. Otra parte del ala es analizada para detectar hormonas del estrés, un indicador que, según Hiraldo, "revela las presiones ambientales a la que está sometida esta especie".

Por último, españoles y argentinos colaboran en el estudio de especies invasoras detectadas a ambos lados del Atlántico para delimitar los mecanismos que favorecen o dificultan la adaptación de estos animales al medio urbano.