Pedro Robledo

Claribel Medina mostró en Rosario su capacidad como intérprete de boleros y ritmos latinos. Un público no muy numeroso pero entusiasta y participativo disfrutó de canciones cuyos textos relataban éxitos y fracasos amorosos barnizados con humor.

A ella se sumó el correcto desempeño del grupo musical femenino dirigido por la pianista Mariana Acosta.

La impronta auto-referencial estuvo presente desde el inicio al compartir la historia de una visita a Miami a la casa de su madre a donde la protagonista acude deprimida buscando consuelo y respuestas. No encontró nada de esto, volvió peor, pero ese recuerdo fue el disparador que generó la idea de este espectáculo.

"Dos gardenias", la canción amada por su madre y "Lágrimas negras", dedicada a quienes sufrieron un engaño, fueron las elegidas para el primer tramo.

Siguió con "Obsesión", en donde suple la carencia vocal con un sugestivo juego de seducción y una interpretación cargada de sensualidad.

Siempre dialogando con el público el juego incluye y tiene previsto que alguien de la sala colabore antes de cantar "Algo contigo".

"Qué te pedí", otro bolero, con clima y estética de velorio, tuvo una especial dedicatoria a "los muertos en el placard".
Hasta acá todo chiste, para contar historias de infancia y adolescencia.

"Yo no lloro más", el tema favorito de su padre, trajo a su memoria su admiración por "La Lupe", la célebre cantante cubana, reina del latin-soul. Una canción que también tuvo una recordada versión de Mimí Maura y que Claribel Medina cantó y actuó con el grupo.

Un instrumental, mientras en pantalla se veía una muy buena sesión de fotos, con Claribel tocando el bongó, significó el final de la primera parte del show.

Con el recuerdo de su llegada a la Argentina (en 1990, junto a Pablo Alarcón), hizo mención a la curiosidad numérica de "22 años en un lugar y 22 en otro". Así preludió su admiración por el tango antes de interpretar "Vuelvo al sur" (Solanas-Piazzolla).

El armado de la puesta reservó un espacio para mostrar una obra compuesta por la pianista. El tema, que aún no tiene título, podría bautizarse como "Flor de los arrabales". Está dedicada a las mujeres, con un acercamiento a formas folklóricas.

En el tramo final, se puso cómoda, se descalzó para abordar y bailar cumbias y sones como "El coqui", "Mi tierra", "Las caras lindas" y "De cualquier malla".

Para los bises rescató un poema afro-antillano que cuenta pesares y dolores de los exclavos y cerró con "Lo mismo que a usted", regresando a lo romántico.

Canciones, humor, danza y actuación fueron las variadas disciplinas artísticas que permitieron a Claribel Medina y su grupo ofrecer un show sumamente atractivo y dinámico.