Autos de alta gama y concesionarias de primer nivel baleadas. Kioscos de droga que se demuelen pero junto con los ladrillos sólo caen detenidos los eslabones más bajos del narcotráfico. Mujeres víctimas de la trata y la prostitución, cuyos capos siguen siendo invisibles. Y detrás de todo eso, mucho dinero sucio que busca ser blanqueado y que incluso se reproduce con préstamos en negro a tasas usurarias.

Todo ese circuito delictivo constituye una economía del crimen que crece a la par de las noticias policiales, que en general muestran una dimensión del complejo mundo que esconden esos hechos. Los aprietes, los ajustes de cuenta, son muchas veces el resultado lógico de una transacción en las sombras.

De eso habla la primera parte del informe especial que realizó el periodista Daniel Amoroso y que fue difundido este miércoles en De 12 a 14 (El Tres). La segunda parte, el jueves.

Entre los entrevistados, el criminólogo Enrique Font planteó que en Rosario existe una “gran circulación de flujo de dinero negro” y que tanto la Policía como la Justicia investigan sólo la superficie de esa economía del delito. “Hoy se está dedicando a perseguir a los cadetes del delivery y no se toca nada (de la estructura de las bandas)”, utilizó como figura.

La intendenta Mónica Fein reconoció el crecimiento del narcotráfico en la ciudad, dijo que “tiramos ocho kioscos de droga” pero reconoció: “El manejo de los recursos económicos no está en los barrios más vulnerables sino metido en la ciudad”.
 
Por su parte, el concejal Héctor Cavallero dijo que el dinero sucio se destina a la inversión en inmuebles, en autos de alta gama y en realizad préstamos con usura. Mencionó que se dan créditos en negro a tasas que alcanzan el 50% al mes, que muchas veces para cancelar es necesario cometer otros ilícitos. “El que entra en la economía del delito después es difícil de salir”, dijo y agregó que es necesario mayor "voluntad política" ya que hay "miedo" de investigar a fondo.