Este miércoles se inició el juicio oral y público por el femicidio de Romina Saavedra, la joven mamá de cuatro chicos que murió quemada y apuñalada por su pareja, Miguel Ángel Pastorutti, un chatarrero unos 30 años mayor que ella. El hecho ocurrió en 2013 en San Lorenzo. La fiscal Cristina Herrera busca la cadena perpetua. La defensa alegó trastornos psiquiátricos. Los jueces son Ismael Manfrín, Edgardo Fertitta y Julio Kesuani.

En contacto con Radiópolis, el programa que conduce Roberto Caferra por Radio 2, Herrera sostuvo que el diagnóstico “trastornos psiquiátricos” no se aplica a Pastorutti. “Las pericias no lo dan como inimputable”, llamó la atención la fiscal sobre las concusiones de la junta psiquiátrica.

El femicidio de Romina el 9 de diciembre de 2013 fue brutal. Ese día, Pastorutti la cruzó en la calle. Ella planeaba irse a vivir con sus hijos a la casa de su papá con el dinero que iba a conseguir de la Asignación Universal por Hijo (AUH) y ese día se dirigía al Registro Civil para iniciar los trámites cuando su pareja la tomó de los cabellos y la encerró en su casa.

De acuerdo a lo publicado por Rosario12, Pastorutti trabó puertas y ventanas con muebles y con la heladera, prendió el gas y la atacó. En un casilla, al fondo, vivía la hermana de Romina con su hijo, y aquella noche uno de los hijos de la víctima se había quedado a dormir con su tía. Todos escucharon los gritos: "No Miguel, basta Miguel". Y después, una explosión.

La hermana de Romina intentó trepar una pared, pero le cayó un trozo de techo en la cabeza así que pidió ayuda a los gritos dos mecánicos de un taller lindero, quienes lograron abrir la puerta. Encontraron a Saavedra tirada en el suelo, quemada de la cintura para arriba. Entre los dos intentaron sacarla de los pies, pero en ese momento Pastorutti se abalanzó sobre Romina y la empezó a apuñalar con un cuchillo de 20 centímetros. Le asestó 25 puñaladas.

Para la fiscal del caso, Pastorutti no encuadra en el perfil del “trastornado”, sino en el del femicida y por eso solicitó la cadena perpetua; esto es, 35 años de cárcel.

Además, llamó la atención sobre los pedidos de ayuda de Romina quien había denunciado a su pareja en dos ocasiones.

La historia de Saavedra estuvo marcada por la violencia y la vulnerabilidad: desde pequeña vivió malos tratos y abusos. Cuando conoció a Pastorutti se dedicaba al trabajo sexual y criaba cuatro hijos de relaciones anteriores. Su relación se enmarcó en un contexto de manipulación y violencia que terminó de una manera salvaje aquella mañana de diciembre.