El incremento en la producción de estrógenos y progesterona que se da durante el embarazo es gradual hasta el octavo mes. Esta modificación hormonal es esencial para la secreción de leche y el metabolismo, así como para el desarrollo del bebé. Pero por otro lado, estas hormonas modulan el sistema inmune y provocan efectos importantes en la salud bucal.

La odontóloga Vanessa Ghersi Cordano expresa que “son muchos los libros que hablan de los cambios que se producen en el cuerpo durante el embarazo pero poco sabemos de los cambios que ocurren en la cavidad oral".

En la sociedad, apunta la especialista, "el comentario más común de las mamás que ya han tenido varios hijos es que perdieron un diente con cada hijo. Otro comentario común es que sus hijos les chuparon todo el calcio de sus dientes. Por supuesto, es también de conocimiento público que una gestante no puede recibir ningún tratamiento durante el embarazo porque esto afectaría al bebé. Se trata de creencias tan arraigadas en nuestra sociedad que con el tiempo se han convertido en verdades prácticamente irrefutables. Por otro lado, es muy raro que el médico sugiera una visita al odontólogo como parte de las medidas que debería seguir una mujer embarazada”.

En el primer trimestre, explicó la profesional, se forman los órganos del bebé; es el período más delicado del desarrollo del feto y es la razón por la cual todo tratamiento, a menos que sea de urgencia, debería ser manejado durante el segundo trimestre. No obstante, una profilaxis no afectará en absoluto al bebé en formación.

Por otro lado, tampoco se recomiendan tratamientos odontológicos rutinarios durante el tercer trimestre porque el sillón dental puede resultar sumamente incómodo para la futura mamá.

La odontóloga advierte: "Hay que saber que la mayoría de las anestesias dentales de uso local como la novocaína o la lidocaína son seguras para la mujer embarazada en las dosis normalmente usadas en los consultorios. Se recomienda no usar Citanest ya que es vasoconstrictor: la octopresina, puede inducir el trabajo de parto. Esto es algo que los odontólogos saben bien".

En la boca de la mujer gestante se dan muchos cambios. Algunos estudios muestran que las mujeres embarazadas presentan gingivitis (inflamación de las encías) de forma frecuente. La razón es el aumento en la vascularidad de todas las mucosas y la extravasación de glóbulos rojos que hacen que la encía esté más roja y sangre con facilidad.


Se ha demostrado además, que existe relación entre la severidad de esta gingivitis y el aumento en la movilidad de los dientes. Esto se debe al edema (aumento en la retención de líquidos) en la zona. Sin embargo, se ha demostrado que el embarazo no causa gingivitis por sí mismo. Es decir, una boca libre de placa bacteriana con una encía saludable al término del embarazo no muestra cambios inflamatorios en la encía si se mantuvo una adecuada higiene oral.

“Otra afección –detalla la especialista - es el Granuloma Piógeno del embarazo que es una forma particular de inflamación gingival que ocurre en cerca del 5% de mujeres durante el embarazo. Es una lesión que se observa en la papila interdental de los dientes superiores. Se asemeja a un pequeño bulto que puede sangrar con facilidad por la excesiva vascularidad de la lesión. Suele presentarse durante el primer o segundo trimestre del primer embarazo. No es doloroso. Al parecer, la placa bacteriana juega un rol importante en la aparición de este granuloma. El granuloma suele desaparecer espontáneamente después de dar a luz. Sólo en algunos casos se necesitará retirar la lesión quirúrgicamente. Si durante el embarazo la lesión causa problemas como interferir con la masticación o el sangrado profuso, entonces se retirará durante el embarazo”, aclara.

”Hace tiempo se pensaba que durante el embarazo, el cuerpo sacaba el calcio de los dientes como lo hace de los huesos. Se ha demostrado que esto no ocurre. Sin embargo, lo que si ocurre es que las concentraciones de calcio y fosfato en la saliva disminuyen durante el embarazo. Al mismo tiempo aumentan las posibilidades de desmineralización del esmalte dentario (parte blanca del diente) y disminuye nuestra posibilidad de remineralización del esmalte (asociado a la disminución del calcio y fosfato en la saliva que son fundamentales para que el esmalte se “endurezca” nuevamente). A esto, se debe agregar el hecho de que las bacterias que causan la caries aumentan su concentración en la saliva durante el embarazo”, destaca.

”Todos estos factores actuando juntos -concluye- podrían revelar una probabilidad mayor de caries en las mujeres embarazadas. No se debe olvidar que la caries dental es una enfermedad multifactorial y su aparición, por lo tanto, no depende de un único responsable. Aparentemente, el embarazo afectaría al medio ambiente del diente, más que al diente en sí mismo. Nuevamente, la higiene oral adecuada y los controles de higiene antes y durante el embarazo podrían hacer que una mujer embarazada no experimente caries en absoluto”, subraya la especialista.

Fuente: Materna