Si bien el sol es esencial para nuestra vida, implica muchos riesgos que se pueden transformar en daños visibles e invisibles, como aquel que se produce en el interior de nuestras células, en nuestro ADN, pudiendo derivar en un futuro cáncer de piel.

Los efectos que genera muchas veces no se observan de un día para el otro y aún así hay personas que no se protegen adecuadamente. Por eso es importarte la prevención y la detección temprana de los síntomas.

Los cuidados principales: el autochequeo de piel para determinar el estado de los lunares. Para ello, los dermatólogos brindan algunas pautas.

Una de las técnicas es la regla ABCDE, reconocida y utilizada por dermatólogos internacionalmente. Se trata de un método sencillo que debería realizarse mensualmente para detectar cambios precoces de los lunares y de esta manera consultar rápidamente al médico especialista.

¿Cuáles son los signos para tener en cuenta?

A: asimetría
B: bordes irregulares
C: colores distintos en el mismo lunar
D: diámetro mayor a seis milímetros
E: evolución en el tiempo (crecimiento rápido, sangrado, picazón o aumento de espesor).

El siguiente método es el de "patito feo", que consiste en identificar el o los lunares diferentes al resto.

Otros signos de alerta son la aparición repentina de nuevos lunares (ocho de cada diez melanomas no surgen de un lunar preexistentes) y la modificación de un lunar existente (el melanoma puede aparecer dentro de un lunar, el cual cambia rápidamente de tamaño, forma y color).