Hubo intercambio de piedrazos entre las parcialidades, cruces piñas protagonizados por los propio hinchas de Newell´s y corridas afuera del estadio. Pero el saldo general, según informaron  fuentes policiales este domingo a la mañana, fue de apenas un menor demorado por tirar un piedrazo a un colectivo en donde viajaba la hinchada de River. Nada más, de lo que ocurrió en el estadio, no hay responsables.

La suerte de batalla campal, que en realidad ya es un escenario que no sorprende tanto en las canchas de fútbol, dejó “un par de personas con lesiones leves, pero nada grave”, dijo la fuente. Lo más grave quizás fue un patrullero con los vidrios rotos y un policía que recibió un piedrazo en el hombro y está en buen estado de salud tras un choque con la hinchada de local cuando esta quería salir del estadio.

Adentro de la cancha, fue como si nada hubiera ocurrido. Él único que piso una seccional policial fue el adolescente que atacó un colectivo en las inmediaciones del estadio, el pibe fue llevado a la comisaría 5ª, se labró la infracción según el Código de Faltas y luego quedó en libertad. En general, señalaron, el operativo que estuvo a cargo del comisario Eduardo Aucar mantuvo la situación “controlada”.

Incluso Aucar le restó importancia a un choque que se produjo cuando la policía intentó separar a dos fracciones de la barra de Newell´s que dejó varios patrulleros rotos y un par de uniformados lastimados. "Ningún personal de la policía resultó herido", dijo según reprodujo la agencia Télam, y agregó: "Afuera estuvo todo tranquilo salvo algunos disparos que tuvimos que hacer con balas de goma cuando hubo corridas entre grupos de la hinchada de Newell´s".

Los incidentes

A minutos de terminar el partido, cuando River le ganaba 2-1 a Newell’s en el Coloso del Parque, ocurrió lo que nadie deseaba pero que de todas formas no sorprendió: un grupo de hinchas leprosos ubicados en la platea doble comenzó a cruzar piedrazas con otros de la popular visitante y algunos proyectiles también caían sobre el campo de juego.

Los incidentes hicieron que el árbitro del partido, Héctor Baldassi, suspendiera momentáneamente el partido, mientras la policía poco hacia por impedir las agresiones en las tribunas, que continuaban con golpes de puños entre los propios simpatizantes de Newell’s y luego con algunas corridas afuera del estadio.

“Estoy esperando que algún responsable de la seguridad”, decía Baldassi, mientras analizaba la decisión a tomar. “Si lo hubieras seguido jugando no pasaba nada, se calmaban”, le recriminaba Nery Pumpido al juez.

Al mismo tiempo, alguno jugadores de Newell’s, que temían por familiares suyos que se encontraban en la zona del conflicto, no titubearon en cargar contra el ex delantero de Rosario central Marco Ruben, quien recibió un codazo de Nicolás Spolli en la jugada que terminó con la tarjeta roja para al defensor Rojinegro.

“Exageró en la jugada y provocó a la gente, que sabe que es hincha de Central”, denunciaron algunos integrantes del plantel leproso ante las cámaras de televisión. Casi al mismo tiempo, Ruben le mostraba al árbitro un proyectil que le habían arrojado desde la tribuna.

En ese marco, ambos planteles volvieron a los vestuarios y la gente se desconcertó, mientras que en algunos sectores en la zona del estadio podían escucharse disparos de armas de fuego.