Un equipo de científicos franceses ha logrado, mediante varias técnicas forenses, genéticas y antropológicas, comprobar la autenticidad de la cabeza de Enrique IV de Francia y III de Navarra, el primer rey de la Casa de Borbón, que había sido profanada durante la Revolución francesa. Así lo publicó el periódico inglés British Medical Journal.

El grupo dirigido por Philippe Charlier, médico forense y osteoarqueólogo, analizó con sofisticados métodos la reliquia embalsamada, que a lo largo de los años pasó por varias colecciones privadas y que ahora, tras confirmarse su identidad, volverá a ser enterrada, previo funeral, en la basílica real de Saint-Denis, en París.

Los científicos detallan en su artículo que la cabeza, que se encontró en casa de un jubilado en 2008, estaba muy bien preservada y presentaba dos rasgos conocidos del monarca: una lesión marrón con forma de zeta de 11 milímetros sobre el orificio nasal derecho, y un agujero en el lóbulo de la oreja derecha donde antes hubo un pendiente, lo que coincide con retratos del monarca, detalló la agencia internacional Efe.

Por ejemplo, los expertos constataron una calvicie incipiente, los restos de cabellos blancos y pelirrojos en la cabeza y la barba, unos dientes en muy mal estado e indicios de una lesión en el hueso superior de la mejilla izquierda, que correspondería a la cuchillada que le asestó Jean Châtel cuando intentó asesinarlo en 1594.

También se encontraron señales de cortes en las cervicales que, según los científicos, se deberían a la decapitación que sufrió el cadáver del monarca, con otras mutilaciones, a manos de los revolucionarios en 1793.

Los expertos observan también en su estudio, el particular método de embalsamamiento de estilo italiano a que se sometió al rey a petición propia, un sistema que evita el aspecto mutilado al no requerir la apertura del cráneo.