Maricel Bargeri

El rugby, el fútbol, el básquet, el automovilismo y tantas otras actividades deportivas presentan reparos a la presencia femenina. Desde el remanido “bajate del auto y andá a lavar los platos” hasta “las mujeres no entienden el orsai”, los mandatos se repiten con más prejuicio que sentido. Con la pasión por el rugby como única convicción posible, un grupo de chicas de San Lorenzo conformó Las Granaderas.

Luego de casi cuatro años como proyecto, y tras afianzase en la cancha con varias victorias, tuvieron entre manos el sueño de participar en el Torneo Nacional de las disciplina. Pero el anhelo se quedó con las medias bajas por razones mayormente económicas. Sin embargo, la ambición persiste y lejos de abandonar el sueño, aseguran que hay equipo.

Por amor a los tres palos

Fátima Arroyo tiene 28 años y dos hijos. Hace dos años que practica rugby y, por hiciera falta aclararlo, también hace los mandados y cocina. Llegó a Las Granaderas casi por casualidad: “Yo me sumé por mi amiga Romina. Llevaba a mi nena a patín y me la encontré en el colectivo. Le pregunté a dónde iba con este frío y me invitó a la práctica. Fui una vez y no dejé más.”

Tras la etapa de formación, el equipo llegó a representar en 2011 a San Lorenzo en el Torneo Regional de Córdoba. Todo parecía encaminarse hasta que otra vez las dificultades para garantizar la movilidad les jugaron en contra.  “Esto es todo a pulmón, nosotros nos pagamos los viajes. Vendemos rifas, empanadas, hamburguesas y pollos para poder solventar los gastos”, reseña la mamá capaz de montar un scrum de abrazos casero. “Sería muy bueno lograr una apoyo económico para poder mostrar todo lo que sabemos hacer.”

Fátima asegura que el rugby la fascinó y que nada detiene sus ganas de entrenar, ni siquiera el frío. “Todos dicen que es un deporte de brutos. Pero la verdad que es algo que te ayuda como persona, que te empuja a ir hacia adelante a pesar de todo. Si lo pensás, es una forma de vida.”

Perfume de mujer

Lejos de todo prejuicio, el equipo masculino del club apoya la iniciativa. “Nos alientan y no sentimos que nos discriminen. A mi marido lo cargan: le dicen que se porte bien porque lo voy a golpear”, revela Arroyo entre risas. “En serio, cuando uno ama un deporte esta bueno el apoyo de la pareja. Porque yo también lo haría. Si bien es cierto que todavía hay mucho machismo en el deporte. Por ejemplo –se toma unos segundos y continúa– no se quiere hablar de rugby femenino porque hay lesbianas que lo practican. Y me parece que es algo contradictorio. En el fútbol también hay gays y no por eso no es masculino. Eso no tiene nada que ver, es parte de ese machismo que hay.”

El rubor no tiene por qué reñir con el try. “A mí me encanta pintarme las uñas, usar un protector labial o solar. Y a la mayoría de las chicas también. Las que tienen pelo largo se han hecho trenzas o peinados para jugar. Si bien ahora no estamos compitiendo, nostras nos ponemos perfume, nos maquillamos y a la cancha”, explica Arroyo como quien revela la estrategia previa a la batalla.

El rugby femenino se juega con las mismas reglas que el masculino y con siete jugadoras en cancha. “Nostras usamos la misma ropa que los chicos, sólo que entallamos las camisetas, para lucir más femeninas. Ya la hora de tacklear, nada más hay que acostumbrarse a caer bien. Siempre tenés algún golpe de algo”, advierte La Granadera que comenzó como tres cuartos y ahora es forward.

Chicas de calendario

“Nos sentimos más fuertes, unidas, como un equipo. Nos damos ánimo unas a otras y eso nos fortalece como jugadoras y como personas”, explica Fátima, al tiempo que destaca el buen momento deportivo del grupo. “Este año les ganamos a Las Teritas 42 a 0. Pusimos todo lo que aprendimos en la cancha, y se notó”.

“Tenemos ganas de hacer un calendario para juntar fondos y sostener el equipo. Mientras, nosotras seguimos entrenando, nos juntamos los sábados y hacemos tocatas para no perder el ritmo y porque, ante todo, somos amigas”, dice Arroyo. “La idea es que todas la chicas que quieran entrar a nuestro equipo vengan. Nosotras practicamos en ACA Molinos, en San Lorenzo. O si no, se acercan a Red Star, que es nuestro club”.

Con inscripción abierta, las edades en cancha van de los 19 hasta los 34 años y el equipo está conformado por solteras y casadas, con y sin chicos.

Para sumarse, tienen su lugar en las redes sociales: Las Granaderas en Facebook.