La población argentina de Naharía vive momentos de gran tensión y no poco miedo tras los últimos bombardeos de la guerrilla Hezbollah y, al igual que el resto de sus vecinos, muchos han decidido abandonar la ciudad.

 

Una veintena de cohetes han caído en las últimas horas en esta ciudad costera, situada a menos de una decena de kilómetros de la frontera con Líbano y principal blanco de Hezbollah desde que anoche se abrió este nuevo frente del conflicto árabe-israelí.

 

"No es agradable lo que está ocurriendo, hemos pasado toda la noche de explosión en explosión; cuando no eran cohetes, eran nuestros cañones", relata Amalia Cohen, una israelí de origen argentino, de 70 años y residente en esta ciudad desde hace 30.

 

Cohen, madre de dos hijos y una de las dirigentes de la sucursal local de la Organización Latinoamericana en Israel (OLEI), habló con la agencia EFE mientras preparaba sus maletas para viajar hacia el sur, a la más segura Tel Aviv.

 

"He vivido en Israel cuatro guerras, entre ellas la del Líbano de 1982 en la que sirvió mi hijo, pero lo de la última noche parece que se está poniendo feo", manifestó.

 

Esta vecina reside en una acomodada urbanización en el norte de Naharía llamada Gesher Haziv, otrora un kibutz que ha sido convertido en una coqueta comunidad rural.

 

"Nos hemos pasado toda la noche en los refugios y aunque no es la primera vez que nos caen cohetes Katyusha, esta vez las explosiones parecían más cercanas y más fuertes", afirmó con resignación.

 

Esta argentina, viuda y asentada en Israel en 1958, expresó sus temores de que la situación en la frontera con Líbano empeore y afirma tajante que no piensa poner en peligro su vida.

 

Una compatriota suya originaria de Buenos Aires, Mónica Saidman, de 47 años y residente en Israel desde hace tres, murió a causa de un cohete Katyusha que impactó en la terraza de su vivienda –con vistas a Líbano–, en la que se encontraba tomando café a primera hora de la mañana.

 

Cohen dijo que aunque "esta es la situación en Israel y la vivimos desde hace años", ha decidido marcharse a Tel Aviv, donde vive una hija suya, porque "no hay ninguna razón para arriesgar la vida y sencillamente toda la población está saliendo de la ciudad".

 

En Naharía residen más de 49.000 habitantes, entre ellos 200 latinoamericanos que emigraron a Israel hace años.

 

Cohen refiere que "en los últimos años, a raíz de la crisis económica en Argentina (2000-2001), llegaron a Naharía 150 familias argentinas, aunque hoy sólo quedan menos de la mitad".

 

"Lo que está ocurriendo nos trae recuerdos de otras guerras y, como madre de un hijo que sirvió en Líbano, las muertes de los últimos soldados nos duelen a todos como si fueran los nuestros", aseveró.

 

Milicianos de la guerrilla libanesa atacaron ayer un blindado israelí que efectuaba una patrulla de rutina en la zona fronteriza con Líbano, en un ataque en el que murieron varios militares y fueron secuestrados otros dos.

 

Asimismo, al menos cuatro soldado israelíes murieron poco después cuando el tanque en el que viajaban pisó una mina, en el territorio libanés, durante una incursión que siguió a la captura de los dos uniformados.

 

Naharía, donde en 1936 se asentaron sus primeros pobladores judíos oriundos de Alemania, es hoy una auténtica ciudad fantasma, donde toda actividad ha sido suspendida y colegios, bancos y establecimientos permanecen cerrados. Tan sólo los equipos médicos y periodistas circulaban por sus calles.

Los bombardeos sí lograron paralizar el aeropuerto internacional de Beirut, Rafic Hariri, cuyo tráfico aéreo fue desviado a otros aeródromos de la zona, como Larnaca, después de que resultasen dañadas varias pistas.

 

Por su parte, Hezbollah confirmó que en respuesta al ataque a aeropuerto de Beirut había disparado varios cohetes, al menos 60, contra varios objetivos en el norte de Israel.

 

Uno de los proyectiles impactó a primeras horas de la mañana en un edificio de Naharía, provocando la muerte de la argentina Mónica Saidman, de 47 años y desde hace tres residente en la zona, que en ese momento se encontraba en una terraza del inmueble.

 

Además, unas 30 personas han resultado heridas de diversa consideración, entre ellas una que se encuentra en estado crítico.