Los juegos infantiles no solo son importantes como fuente de disfrute, también lo son como una metodología del aprendizaje muy útil y efectiva.

¿Qué beneficios pedagógicos tiene el diseño de juegos y/o videojuegos pensados para tus alumnos? ¿Y qué debe tenerse en cuenta en el diseño de estos juegos para que su implementación sea educativamente fructífera? El sitio Aula Planeta respondió estos interrogantes.

Los beneficios más notorios son el desarrollo de la psicomotricidad, la creatividad, el pensamiento abstracto y la socialización de los jugadores. Pero si se estimula desde edades muy tempranas también pueden aportar muchos otros, como por ejemplo:

- Innovación pedagógica sobre una serie de contenidos más o menos compartimentados y fijos, ofreciendo una nueva visión sobre los mismos, puliendo algunos de sus aspectos y adaptándolos a las necesidades específicas del grupo clase.

- Motivación del alumnado a través de la adaptabilidad de las materias comentada en el punto anterior a los intereses de los estudiantes, aunque sin perder nunca de vista el objetivo último del diseño de estos juegos: su aprendizaje.

- Aprendizaje de competencias, que se transmiten al alumnado a través del diseño del juego elegido, así como sus normas de jugabilidad.

- Aprendizaje de contenidos gamificados a través de la construcción del juego, y que frente a las unidades de conocimiento cerradas como los libros de texto, brinda una mayor adaptabilidad.

Jugar es aprender, pero aprender es más que jugar

Por sí solos, los beneficios recién enumerados justificarían la creación de juegos específicamente pensados para los alumnos, pero para resultar válidos y no caer en el mero entretenimiento deben cumplir una serie de principios, como la disponibilidad de tiempo del profesorado que quiera dedicarse a elaborarlos. Otros elementos importantes para que los juegos implementados en el aula sean efectivamente educativos:

- Coherencia con los principios pedagógicos y educativos de la escuela y el contexto sociocultural en el que se integren. Cuando se trata de un juego con finalidades pedagógicas, la opción más adecuada educativamente, por los valores que trata y la metodología que utiliza, es la que debe primar por encima de las demás independientemente de si el juego resulta más divertido o más atractivo para sus jugadores.

- Adaptación a la materia curricular que se pretende dinamizar a través del juego, cumpliendo con los contenidos como una pieza más de la asignatura a la que pertenece, y considerando el nivel y edades de los alumnos. De lo contrario, el juego será un posible entretenimiento muy válido en sí mismo considerado, pero aislado del resto de la materia y escasamente beneficioso.

- Ser conscientes que muchos de los alumnos estarán acostumbrados a juegos y sobre todo a videojuegos con un nivel de sofisticación muy elevado. Sin tener porqué alcanzar un nivel equivalente al de esos juegos, se deben plantear juegos que se disfruten. De lo contrario, no habrá proceso de dinamización.

- Todos estos juegos deberían contener la posibilidad de evaluar los progresos educativos de los alumnos, a través de puntuaciones o valoraciones que hagan explícita esta evolución no tanto en lo que a la consecución de los objetivos del juego se refiere como a sus objetivos pedagógicos.