Por tercera jornada consecutiva los aeropuertos brasileños se convirtieron en una masa de agitados pasajeros a la espera de vuelos que han sufrido retrasos y cancelaciones por problemas técnicos y supuestas protestas de los controladores.

El presiente de Infraero, José Carlos Pereira, indicó que el tráfico se normalizaría para el fin de semana, pero sólo en caso que "nada más suceda", indicó un despacho del servicio oficial de noticias Agencia Brasil.

Los problemas en las terminales comenzaron el martes cuando controladores en la torre de Brasilia, que supervisa el tránsito aéreo en el centro y regiones del este del país, reportaron problemas técnicos en algunas de las consolas o monitores de trabajo, según ha indicado Aeronáutica. Tales problemas fueron solventadas el mismo martes cambiando los equipos, confirmaron desde el mismo organismo.

Pero al mismo tiempo, surgieron versiones en la prensa local que controladores, que están bajo las autoridades de Aeronáutica, comenzaron a retrasar la autorización de despegues y aterrizajes, en una acción en protesta por la disposición militar de arrestar por 20 días, a partir del 2 de julio, a Carlos Trifilio, uno de sus jefes sindicales por haber ofrecido una entrevista a medios locales sin autorización.

Como forma de presión por lo que alegan es una sobrecarga de trabajo, los controladores han realizado, esporádicamente desde hace nueve meses, jornadas en las que trabajan estrictamente apegados a las normas internacionales, o monitorean un máximo de 14 vuelos por controlador y no entre 16 a 18 vuelos.

El presidente del Sindicato Nacional de los Trabajadores de Protección de Vuelos, Jorge Botelho, descartó que la última serie de retrasos se deba a que los controladores estén retrasando las autorizaciones, dijo Agencia Brasil.