Corea del Norte rechazó tajantemente la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que sanciona su ensayo nuclear, la calificó como una "declaración de guerra" y dijo que golpeará "sin piedad" a quien intente aplicar esas sanciones.

En un comunicado difundido por la Agencia Central de Noticias norcoreana (KCNA), el Ministerio de Asuntos Exteriores de Corea del Norte afirma que este país, aunque quiere la paz, "no teme la guerra" y está preparado para una confrontación con Estados Unidos.

"Corea del Norte no cedió en el pasado cuando no poseía armas nucleares. Ahora que las posee no se va a doblegar ante cualquier presión y amenaza", agrega el comunicado, que se produce en medio de los rumores sobre la posibilidad de una nueva prueba nuclear norcoreana, tras la efectuada el pasado 9 de octubre.

En referencia a la resolución que aprobó el Consejo de Seguridad de la ONU el sábado como condena a la prueba nuclear, Pyongyang subraya que se trata de "una declaración de guerra" que "está instigada por Estados Unidos".

No obstante, "si alguien intenta dañar la soberanía y derecho a la existencia de la República Democrática Popular de Corea, incluso aunque actúe en el marco de la resolución de la ONU, recibirá como respuesta golpes sin piedad mediante las acciones más fuertes", dice.

El mensaje califica la decisión del Consejo de Seguridad de aprobar esa resolución (a partir de un borrador presentado por Washington y revisado varias veces) como un "comportamiento inmoral totalmente desprovisto de imparcialidad".

"No es preciso añadir que la resolución de la ONU sólo puede ser entendida como una declaración de guerra a la República Democrática Popular de Corea, puesto que está instigada por un guión de Estados Unidos destinado a destruir el sistema socialista" norcoreano, agrega el comunicado.

Corea del Norte "denuncia con vehemencia esta resolución como un producto de la política hostil de Estados Unidos y la rechaza en su totalidad", señala el régimen comunista.

El mensaje subraya que el ensayo nuclear de Corea del Norte no fue una amenaza para la paz y la seguridad internacional, sino "un ejercicio de su derecho legítimo e independiente como estado soberano".

"El test nuclear de Corea del Norte es un gran acontecimiento que contribuye notablemente a defender la paz y la estabilidad, no sólo en la península coreana, sino también en el nordeste de Asia, pues es un poderoso elemento de disuasión contra el chantaje y la amenaza de Estados Unidos, y frustra su intento de desatar una nueva guerra", añade.

Según el Ministerio de Exteriores norcoreano, "Estados Unidos debería ser mejor aconsejado para no calcular mal lo que puede hacer Corea del Norte".

La resolución aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU el sábado exige al régimen norcoreano la suspensión inmediata de sus actividades nucleares y prohíbe la venta o transferencia a Pyongyang de cualquier tipo de material relacionado con armas "no convencionales".

También establece el bloqueo aéreo, la prohibición de vender artículos de lujo a Corea del Norte y el embargo de las cuentas en el extranjero de los dignatarios norcoreanos.

En el documento se exige a Pyongyang que reanude sin condiciones las conversaciones con Corea del Sur, China, Rusia, Estados Unidos y Japón sobre su programa atómico y se le insta a que acate de inmediato el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares.

Las airadas reacciones norcoreanas a la resolución se producen en medio de una ofensiva diplomática de Estados Unidos en Asia para tratar de aunar posiciones a la hora de aplicar las sanciones.

El enviado especial de Estados Unidos para la península de Corea, Christopher Hill, reclamó en Seúl un frente unido para que Corea del Norte pague "un alto precio" por su ensayo nuclear.

"Necesitamos trabajar muy duro para que nuestros socios y aliados apliquen la resolución del Consejo de Seguridad" de la ONU, dijo a la prensa el secretario de Estado adjunto al llegar al aeropuerto de Internacional Incheon, en las cercanías de Seúl.

Hill precede a la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, quien el jueves se reunirá en Seúl con los ministros de Exteriores japonés, Taro Aso, y surcoreano, Ban Ki-moon, nuevo secretario general de la ONU que sucederá en ese puesto a Kofi Annan desde el 1º de enero próximo.