Primero, todo fue silencio y dolor, pero después apareció la indignación, y en la marcha de barrio Belgrano se vivieron momentos intensos. Conmovidos por el crimen de Luciano Drovandi, el joven asesinado el viernes de un balazo en el pecho para robarle la moto, más de 500 vecinos se concentraron este lunes a las 18 en la casa de la familia, Ecuador al 1800, para marchar hacia el lugar del homicidio, en Pellegrini y Provincias Unidas.

 

Allí, el silencio inicial, acorde a escenas que dejaban ver más dolor que bronca, mutó a indignación. Y entonces, pasadas las 18.30, los manifestantes realizaron un corte de calle. Hasta entonces, no existió ningún tipo de operativo policial, lo que provocó algunos incidentes con el tránsito en la zona.

 

Más tarde, la marcha siguió hasta las puertas de la comisaría 14ª, Marcos Paz 6650, donde los inspectores de zona le aseguraron a los padres, que ingresaron al lugar con la diputada del ARI Verónica Benas, que la investigación estaba avanzando.

 

Según dijo el responsable de la seguridad del barrio, hay tres menores demorados (dos de 15 años y uno de 17) que podrían aportar información sobre quiénes participaron del homicidio de Drovandi. Aunque, reconocieron, aún no hay detenidos directos en la causa.
 
La protesta contra la inseguridad que vive el barrio y para repudiar esta nueva muerte concentró a cientos de vecinos que colmaron dos cuadras en la movilización de esta tarde. Frente al lugar del homicidio, donde todavía quedaban rastros de sangre de la joven víctima, los vecinos dejaron flores y prendieron velas. Cerca de las 20, familiares y amigos de la víctima comenzaron a desconcentrase.

 

El dolor de una madre

 
La madre de Luciano, Diana, habló con Radio 2 y afirmó que "hay que denunciar para que haya una mejoría", aunque se mostró escéptica de que la Justicia vara esclarcer el crimen de su hijo: "Creo en la Justicia de Dios", afirmó.
 
"Hoy es Luciano y mañana puede ser cualquier otro, porque no nos lleva el apunte nadie", enfatizó, y luego se preguntó: "Si querían la moto, ¿por qué no se la llevaron y listo? ¿por qué lo mataron?".

 

Diana siguió: "No sé cómo voy a seguir, estoy hecha pedazos. Pero hay que seguir para pagar los impuestos que nunca vuelven a la gente".

 

La familia de Luciano hace décadas que vive en el barrio, a metros del lugar del brutal asesinato. Era un chico muy querido y eso se nota en la carta que escribieron sus vecinos, que aquí se reproduce:

 

“Escribimos en nombre de cada uno de aquellos que conocimos a Luciano, que conocemos a su familia y hoy nos sentimos aturdidos por tanto dolor.

 

La familia Drovandi vive desde siempre en el barrio, acá nos conocemos todos, gente de laburo, todos alguna vez fuimos a la granjita que tenía la mamá de Luciano, conocemos a su abuela la modista, a su papá, a sus dos hermanas, y a su hermano menor.

 

Tuvieron épocas malas, de esas en las que hay que aprender multiplicar los panes porque no hay que poner a la mesa. Eso no los hizo desviar del camino. Con profundo esfuerzo siguieron ...

 

Hace un par de días la mamá de Luciano contaba que estaban muy bien, que después de tantas malas lograron salir adelante, que cada uno tenía su trabajito, nos alegramos por ellos, nos identificamos con esto, gente que apostó a luchar y estudiar para salir adelante ... se lo merecen.

 

El viernes se nos congeló la sangre en las venas, el sábado lloramos desde el alma, un susurro se oía ... «un chico tan bueno, una familia fantástica ... »”.

 

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La madre de Luciano habló con Radio 2