Una sobreviviente de la tragedia de Cromañón aseguró este miércoles en el marco del juicio que investiga la muerte de 194 personas que la noche del fatídico recital "había una señora de pelo cortito, rubio teñido, que tenía una bolsita de la que arrojaba palitos" hacia el público desde el sector donde estaban allegados a Callejeros.

"Yo deduzco que eran bengalas por el tamaño y por la forma", afirmó al declarar en el juicio Miriam, de 43 años quien perdió a su marido y a su hijo en el incendio ocurrido en diciembre de 2004 en el boliche del barrio porteño de Once.

Tras la declaración de la mujer, varios familiares de las víctimas aseguraron a la prensa que la descripción de la testigo "coincide" con la de Susana de Fontanet, madre de Patricio Santos Fontanet, cantante del grupo.

Acompañada de su hermana Silvia, por autorización del tribunal, Miriam contó que esa noche fue al show con su esposo Roberto y su hija Romina (19) y su hijo Matías (14), quien había finalizado el noveno años de estudios y quería festejar viendo a Callejeros.

"Cuando llegué al local, me dio ganas de irme, era patético", recordó la testigo, quien lo describió como "una cárcel, muy cerrado, muy feo y muy sucio".

Miriam relató que, ante la insistencia de su marido y sus hijos, se quedaron ubicados en una escalera, pero que empezó a sentir "miedo" cuando Omar Chabán, gerenciador del local, dijo: "Si esto se prende fuego, de acá no sale nadie".

Entonces, empezó a observar todo lo que ocurría y contó que "había un grupo de gente en el primer piso, en el vip, donde había una señora de pelo cortito, rubio, teñido, con busto grande, que tenía una bolsita y arrojaba cosas a los chicos que estaban abajo".

"Eran como palitos", graficó, pero al ser consultada por las partes confirmó que se trataba de "bengalas".

Miriam dijo que luego vio cómo "un chico que estaba arriba de otro" prendió una bengala y comenzó a incendiarse la media sombra, por lo que ella quiso bajar, pero su marido la convenció de subir al primer piso para no separarse.

"Cuando se cortó la luz ya no nos podíamos ver", recordó entre lágrimas. "Yo le dije a mis hijos que se subieran la remera para no respirar el humo, pero mi marido ahí me grita: La puta madre, no doy más y yo le dije: No, tenemos que seguir, tenemos que sacar a los chicos".

"El último recuerdo que tengo es que quise tantear el escalón, porque yo no me desperté hasta el 20 de enero" de 2005, afirmó afligida, en referencia a su internación en el hospital Ramos Mejía y, luego, en el hospital Militar hasta esa fecha.

Miriam dijo haber sufrido la quemadura de su tráquea y como consecuencia de ello, la pérdida de su voz, mientras que su hija tuvo una operación de pulmón y permaneció en terapia intensiva hasta el 17 de febrero. Su esposo y su hijo más chico fallecieron la misma noche del incendio.

"Mi hija perdió a su padre, que era el amor de su vida", dijo muy acongojada. La mujer dijo que se enteró cómo salió del lugar un año después, al ver una imagen en televisión en la que dos personas la estaban asistiendo fuera del local, ya que hasta entonces desconocía lo ocurrido.